Príncipe Enrique se sumerge en áreas vulnerables de Sao Paulo
La causa social volvió a centrar la agenda del nieto de la reina Isabel II.
El príncipe Enrique de Inglaterra, cuarto en la línea de sucesión del trono británico, revolucionó este miércoles la rutina diaria de los vecinos de Eldorado, uno de los barrios con mayor "vulnerabilidad" de la región metropolitana de Sao Paulo debido a sus altos índices de pobreza.
Con puntualidad inglesa y rodeado por un séquito de seguridad, Enrique llegó a Eldorado, en la localidad paulista de Diadema, ante la expectación de decenas de jóvenes que esperaban impacientes -y con cámara de fotos en mano- la inusual visita real.
Tras visitar una comunidad de personas de escasos recursos en el vecino municipio de Cubatao, Enrique llegó a la sede de Acer, una asociación de apoyo a niños en riesgo que desde hace años lucha por contrarrestar la falta de oportunidades de muchos jóvenes de la zona.
Allí conversó con varias personas, entre ellas Cristina das Cruces, una abuela "guardián" de sus dos nietas, a quienes tiene a su cargo después de que su hija, consumidora de crack, muriera asesinada el pasado noviembre en la región conocida como "Cracolandia", en el centro de Sao Paulo, y que casualmente el príncipe visitará mañana.
Durante su visita a la asociación, el príncipe se interesó por la situación de los niños y familias que participan del proyecto, con quienes conversó durante varios minutos de manera individual para conocer su realidad.
Según dijo el secretario general de Acer, Jonathan Hannay, los vecinos de Eldorado se enfrentan diariamente a la "marginalidad social, a una educación débil y a una pobreza muy grande".
El cuarto en la línea de sucesión del trono británico, que inició una visita a Brasil el pasado lunes, también disfrutó de un espectáculo de capoeira, una mezcla de danza y arte marcial de origen africano, realizado por miembros de Acer para la ocasión.
A su salida, de nuevo gritos y flashes. Un centenar de personas, en su mayoría jóvenes, le acompañaron hasta el pabellón municipal, donde el príncipe, esta vez vestido con una camiseta con los colores de Brasil, jugó una pachanga con algunos niños ante la atenta mirada de sus fans.