Palacio de la Inquisición en Colombia, una huella del horror
El Palacio de la Inquisición, que abrió sus puertas en Cartagena en septiembre de 1610, como sede carcelaria y de tortura del Tribunal de Penas del Santo Oficio, es hoy una verdadera reliquia de la arquitectura colonial del siglo XVIII.
Cartagena, Patrimonio de la Humanidad, conserva entre sus murallas el Palacio de la Inquisición, con sus elementos de tortura utilizados por la Santa Inquisición, donde eran juzgados delitos contra la fe cristiana y donde nunca se reconoció a un inocente.
En 1610, cuando es instaurada la Inquisición, aquí funcionó el Tribunal del Santo Oficio y aunque esta era la sede, realmente abarcaba todo el Nuevo Reino de Granada, desde Venezuela hasta Nicaragua, Panamá, Santo Domingo y las Islas de Barlovento.
La casa colonial del Palacio de la Inquisición tiene su fachada de estilo barroco con molduras mixtilíneas. Aquí se albergó las cárceles de los condenados a muerte y cámaras de tortura.
El recorrido por esta etapa de la Edad Media es tenebroso, sobre todo al ingresar a la Cámara de Tormentos donde se encuentran algunos instrumentos de martirio que producía la muerte lenta al convicto, hasta arrancarles “la verdad”.
El Santo Oficio permaneció en Cartagena de Indias hasta 1811 cuando estalló el movimiento independentista y los inquisidores españoles fueron expulsados; sin embargo, fue realmente erradicado en 1821.
En el Palacio de la Inquisición aloja en su interior al Museo y el Archivo Histórico de Cartagena y es uno de los centros culturales más destacados del Caribe colombiano, que muestra, a la luz de los Derechos Humanos, uno de los episodios más brutales de la época de la Colonia, un espacio de Memoria Histórica para no olvidar este horror de dos siglos.