Personas homosexuales tienen dones y cualidades para la Iglesia: Obispos
Reiteraron que el casamiento entre personas del mismo sexo está fuera de cuestión.
Los Obispos del mundo mostraron una apertura sin precedente para aceptar las vidas reales de muchos católicos contemporáneos, al afirmar que los homosexuales tienen dones que ofrecer a la Iglesia, que deberían ser aceptados y que hay aspectos "positivos" en las parejas que conviven sin estar casadas.
Las reuniones de Obispos sobre asuntos de la familia marcó el punto medio de sus dos semanas previstas con un documento que resumió la marcha hasta ahora del debate a puerta cerrada donde no se anunciaron decisiones, pero el tono del documento preliminar fue de una aceptación casi revolucionaria, en vez de la condena tradicional con el objetivo de guiar a los católicos al ideal de un matrimonio duradero.
Los religiosos señalaron que los homosexuales tienen "dones y cualidades" que ofrecer y preguntaron retóricamente si la Iglesia estaba dispuesta a ofrecerles la bienvenida, "aceptando y valorando su orientación sexual sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio".
Para una institución de dos mil años que considera el sexo homosexual "intrínsecamente trastornado", aún plantear la pregunta es significativo.
"Este es un cambio notable en el modo en que la Iglesia Católica habla sobre los homosexuales, afirmó el autor jesuita James Martin.
"Claramente el sínodo está atendiendo a las experiencias complejas de la vida real de los católicos en el mundo y buscando tratarlas con misericordia, como hizo Jesús", dijo Martin.
Los católicos reiteraron que el casamiento homosexual está fuera de cuestión; sin embargo admitieron que las sociedades entre personas del mismo sexo tenían su mérito.
"Sin negar los problemas morales conectados con las uniones homosexuales, hay que advertir que hay casos en los que la ayuda mutua al límite del sacrificio constituye un apoyo precioso en la vida de los socios", dijeron.
En cuanto a los heterosexuales, los Obispos dijeron que deben aceptar "la realidad positiva de los casamientos civiles", e incluso la cohabitación, con el objeto de ayudar a la pareja a comprometerse eventualmente al matrimonio religioso.