Cerca de 30 dreamers buscan ingresar a Estados Unidos
Protestaron por el creciente número de deportaciones en gobierno de Barack Obama.
Lilian Espinoza, una estudiante de diseño gráfico egresada de la preparatoria Spring High School de Houston llevaba consigo un folder con diplomas, constancias de servicio comunitario y otros papeles que acumuló durante su vida como estudiante en Estados Unidos.
También cargaba una mochila con ropa para cuatro días.
Tras haber vivido allí su infancia, la estudiante, de 22 años, decidió regresar a México.
"Mi madre murió cuando yo tenía siete años, pero antes me dijo que me fuera a Estados Unidos con mis (seis) hermanos. Mi papá se quedó en Guanajuato", dijo Espinoza. "Yo crecí en Houston, estudié la preparatoria, cuando terminé me ofrecían una beca para diseño gráfico, pero como no tenía papeles me la negaron. Dos semanas después de graduarme (el 13 de junio de 2011) me regresé a Guanajuato, pero allá el gobierno no podía ayudarme, además yo no me sentía en casa y la gente de ahí me lo hacía ver; yo no me hallo aquí, por eso quiero regresar".
Como ella, decenas de jóvenes migrantes se presentaron a los inspectores fronterizos de Estados Unidos, sin documentación legal, mientras expresaban su frustración con el tiempo que ha tomado aprobar una reforma a las leyes de inmigración de Estados Unidos y en protesta por un creciente número de deportaciones ocurridas durante el gobierno del presidente Barack Obama.
Hombres y mujeres luciendo togas y birretes verdes, morados y amarillos marcharon por varias cuadras de las calles de Tijuana mientras se acercaban a la puerta peatonal de la garita fronteriza de Otay, al grito de "Texas", "California", "Arizona " y "Carolina".
Las que eran madres caminaron con sus hijos pequeños. Algunos llevaban camisetas que decían: "Yo Soy Indocumentado".
La protesta, inspirada en similares protestas del año pasado cuando los manifestantes solicitaron asilo en los cruces fronterizos de Arizona y Texas, ha sido una de las tácticas más audaces empleadas por los defensores de la promulgación de leyes más permisivas de inmigración por parte de Estados Unidos.
Otros grupos activistas se han centrado en convencer a los miembros del Congreso que apoyen la reforma migratoria amplia respaldada por Obama.
Elvira Arellano, una mujer mexicana que fue deportada en 2007 después de haberse refugiado en una iglesia de Chicago durante un año, llevó cerca de cien personas en una ruidosa pero pacífica de protesta del lado mexicano de la frontera, que ocupaba dos carriles de vehículos en uno de los más concurridos cruces fronterizos del país.
"El Presidente Obama ha fallado en su promesa de reforma migratoria", dijo Arellano a la multitud. "Él ha prometido la reforma migratoria y lo que nos ha dado son 2 millones de deportados".
Alrededor de 30 personas intentaron entrar en los Estados Unidos, dijo Rocío Hernández, de la organización National Immigrant Youth Alliance. El número era mucho menor de lo que predijeron los organizadores, pero Hernández dijo que podría aumentar a 150 a lo largo de la semana.
"Mañana pueden ser 50, al día siguiente podría ser cien", dijo Hernández, una mujer mexicana que creció en Carolina del Norte y planeaba pedir permiso para entrar a Estados Unidos a finales de esta semana después de que le fuera negado el permiso para entrar el año pasado en una protesta similar en Texas. "Todo esto es parte de la estrategia. Tenemos que mantener a todos activos".
Las personas que solicitan asilo son entrevistados por las autoridades para determinar si sus afirmaciones son creíbles, y luego son puestos en libertad o bajo custodia a la espera de una decisión sobre su caso. Para obtener asilo, un juez de inmigración debe determinar si el solicitante sufrió persecución o tiene un temor bien fundado de que está siendo perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política.
La Policía de Aduanas y Protección Fronteriza dijo las leyes que protegen la intimidad le prohíben decir que sucedió con quienes trataron de entrar al país.
Los manifestantes se llaman a sí mismos dreamers, un vocablo que tomaron del Dream Act, un proyecto de ley que permitía que algunos inmigrantes jóvenes pudieran permanecer en el país. El proyecto no fue aprobado.