Dedica Alemania exposición sobre la historia del sostén
“No hay pechos feos, sino sólo sostenes equivocados”, se puede leer en la exposición.
El Museo de la Comunicación en Frankfurt dedica una amplia exposición a la historia del sostén, desde el corsé hasta el wonderbra, pasando por diversos diseños y modas de esta prenda que ha tenido un turbulento trayecto cultural.
La muestra recoge más de 100 corsés, bikinis y wonderbra que pueden verse, pero no tocarse, tras los vidrios de las vitrinas y que rinden culto a una prenda destinada a embellecer el busto femenino.
“No hay pechos feos, sino sólo sostenes equivocados”, es una de las citas que pueden leerse en esta exposición dedicada a una prenda que además arrastra un importante bagaje cultural, y que puede transmitir los ideales de belleza, atractivo, moda, tabú o ruptura de reglas de una época.
Mínimos o exuberantes, escasos de tela o de comodidad deportiva, los cambios en los diseños, materiales y uso cuentan los roles cambiantes del ideal de belleza tanto en tiempos de necesidad como de bonanza económica.
Desde las activistas por los derechos de las mujeres que le declararon la lucha al corsé, pasando por los pechos de Hollywood hasta la protestas en “top less” (pechos descubiertos), el sostén refleja los cambios políticos, culturales y sociales del último siglo. “La muestra no enseña sólo una historia textil, sino una historia cultural”, constata la curadora Julia Bastian.
“El sostén revela mucho sobre las imágenes de rol, los ideales de belleza, los tabúes o la moral de la época”. Por ejemplo, un mínimo corsé de color gris es prueba de una época en la que las mujeres se estrechaban el torso y el talle hasta quedar sin respiración.
“Dos manos de hombre debían poder rodear una cintura”, cuenta Christoph Potting, quien ha diseñado la muestra. El ideal del siglo XIX era entre 40 y 50 centímetros de cintura. Una de las liberadoras del pecho femenino fue la neoyorquina Mary Phelps Jacob (1891-1970), cuyo retrato, en una actitud reflexiva, puede verse en el museo.
En realidad, Jacob tenía problemas con sus vestidos de noche en 1910, que dejaban reconocer las varas de su corsé. Y entonces, a sus 19 años, se le ocurrió diseñar una nueva prenda con tela de seda y bandas de color rosa. Cuatro años después, la patentó.
Desde entonces, el sostén ha cambiado en función del espíritu de la época y las modas, evolucionando en direcciones infinitas: la mujer emancipada de los años 20 del siglo pasado quería parecer más bien plana y con forma masculina.
Después de la guerra, se llevaban las formas redondas y turgentes y en los años 70 el sostén fue considerado por las feministas símbolo de la represión masculina. Dos décadas después, el Wonderbra se convirtió, sin embargo, en un éxito de ventas, prometiendo volumen incluso a las mujeres con pechos pequeños.
Así, en diez estaciones, se van revelando los 100 años de vida de esta prenda íntima y sus numerosas variantes, como el bikini. Una fotografía en blanco y negro muestra la primera modelo de bikini del mundo, Micheline Bernardini (1927), quien sostiene en la mano una caja de cerillas.
Ese primer bikini era tan pequeño que podía doblarse y caber en la caja de cerillas, todo un escándalo en el París, Francia, de 1946, más cuando Bernardini no era una modelo al uso, sino una bailarina de revista.
“La historia de la cultura pop no puede contarse sin el sostén”, cuenta Potting. Sólo esa prenda fue capaz de hacer el pecho atractivo mediáticamente, dice mostrando las portadas de revistas de chicos o las cubiertas de discos de vinilo que se ven en la muestra.
Una de las piezas más nuevas de la muestra es de este año: un sostén color piel con pezones dibujados que a primera vista parece un pecho real, una prenda bautizada como “Tata top” con la que la diseñadora Michelle Lytle quiere protestar contra la prohibición del “top less”.
Y es que todo parece indicar, que la turbulenta historia de la prenda, aún no se ha acabado de escribir.