Cueva de Chauvet, un tesoro oculto durante más de 36 mil años
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La cueva de Chauvet, declarada este domingo Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un tesoro que estuvo oculto durante más de 36 mil años hasta su descubrimiento en 1994 por tres espeleólogos, y contiene miles de dibujos de nuestros antepasados, entre ellos un bestiario único en el mundo.
Para llegar a esta "pepita planetaria", como la denomina su conservadora, Marie Bardisa, hay que subir por un sendero que el hombre de Cro-Magnon recorría antaño, por encima de un meandro abandonado de las gargantas del río Ardecha, en el sur de Francia, y recorrer una terraza natural esculpida en el acantilado.
Cerrada al público para protegerla, la cueva, que se encuentra a 25 metros de profundidad, está protegida por cámaras de vigilancia y por una puerta blindada de 600 kg.
La cueva, y sus 425 pinturas de animales, fue milagrosamente preservada por el desprendimiento de una pared rocosa hace 20 mil años, que la mantuvo cerrada hasta su descubrimiento, el 18 de diciembre de 1994, par tres espeleólogos: Jean-Marie Chauvet, Christian Hillaire y Eliette Brunel.
Para los conservadores, "la idea es mantener la cueva en el estado de confinamiento en el que se encuentra", y "velar por el equilibrio atmosférico, vigilando al eventual proliferación de algas, hongos o bacterias", explica Bardisa.
Los escasos visitantes autorizados a entrar en la cueva, que nunca fue abierta al público ni lo será nunca (está prevista la apertura de una réplica en 2015), tienen que caminar por una pasarela de acero inoxidable para contemplar las pinturas.