Califican como preocupante la constante ausencia de Fernández
El estado de salud de la presidenta argentina se ha deteriorado recientemente.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, acumuló en los últimos años problemas de salud que van de lipotimias y hematomas, a infecciones y laringitis, con internaciones marcadas por el hermetismo en la información.
El estado de salud de la presidenta, de 61 años, ha sido motivo de preocupación permanente en el país sudamericano, ya que cada vez son más frecuentes los cuadros que le impiden cumplir con su agenda oficial.
Los inconvenientes en su salud se multiplicaron después de la muerte de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, quien falleció de manera sorpresiva en octubre de 2010 por un paro cardiorrespiratorio.
Un año antes, el médico de la Unidad Presidencial ya le había ordenado reposo a Fernández de Kirchner por una lipotimia con deshidrataciones leves, cuadro que implica una baja de presión que se replicó en ocasiones posteriores.
A fines de 2009, Fernández de Kirchner tuvo que volver a guardar reposo, pero ahora por un esguince en el tobillo, luego de lo cual su estado de salud se mantuvo estable durante más de un año.
En diciembre de 2011, poco después de haber sido reelecta, la presidenta tuvo que cumplir una licencia de 20 días al diagnosticársele erróneamente un cáncer de tiroides que no fue tal, pero que la obligó a someterse a una intervención quirúrgica.
La hipotensión crónica que se le había descubierto con los episodios de lipotimia se intensificó ese año e incluso la obligó a cancelar giras internacionales a México y a Paraguay.
El 8 de octubre de 2013, Fernández de Kirchner debió pasar nuevamente por el quirófano a causa de un hematoma en el cráneo que fue producido por un golpe en la cabeza, por lo que tuvo que guardar un mes de reposo.
La salud de la jefa de Estado volvió a estar en el centro de la escena en marzo de este año por un esguince del tobillo izquierdo que sufrió en el hotel donde se alojaba durante un viaje que hizo al Vaticano para visitar al Papa Francisco.
Hace dos semanas, también tuvo que suspender su agenda durante cuatro días debido a una faringitis que le impedía hablar.
El domingo pasado, Fernández de Kirchner fue internada por la tarde en un sanatorio de Buenos Aires, pero la información oficial se difundió hasta la noche, con un escueto parte médico de apenas un párrafo.
Los médicos presidenciales explicaron que la mandataria presentaba un cuadro febril infeccioso, y tuvieron que pasar 24 horas para que dieran más precisiones.
Anoche, cuando los medios ya denunciaban el hermetismo y la falta de información por la salud de la jefa de Estado, los médicos oficiales explicaron en un comunicado que el diagnóstico era un presunto cuadro de “sigmoditis”, es decir, una infección en el colon.
Agregaron que la presidenta "se encuentra estable”, pero continuará internada “con tratamiento antibiótico endovenoso, con observación evolutiva y seguimiento de los cultivos realizados", por lo que se desconoce cuándo será dada de alta.