Buscan impulsar independencia de Cataluña en consulta “histórica”
Se ha ordenado en dos ocasiones la suspensión de la votación.
Sorteando los obstáculos que multiplica el gobierno español, los nacionalistas catalanes están decididos a reunir el domingo, en una consulta simbólica pero que consideran "histórica", suficientes votos para impulsar a Cataluña, una de las mayores regiones de España, hacia la independencia.
Convocados por el gobierno catalán del nacionalista Artur Mas, unos 5.4 millones de habitantes de la región están llamados a responder a dos preguntas: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado? ¿Quiere que este Estado sea independiente?".
El Tribunal Constitucional, a instancias del gobierno español, ordenó en dos ocasiones la suspensión cautelar de la votación, mientras se pronuncia sobre su legalidad.
Madrid ve en este voto un referéndum encubierto y la Constitución, insiste, no permite a las regiones organizar un plebiscito que pone en cuestión la unidad del país.
Mas, que consiguió la reelección en 2012 prometiendo dicha consulta en una región donde crece el independentismo, pasó por alto las consideraciones del Constitucional. Según él, la consulta del domingo, organizada por voluntarios, no incurre en la ilegalidad porque no es un referéndum.
Mientras cada noche los nacionalistas repican cazuelas desde sus casas para protestar contra el tribunal, Mas llamó a los catalanes a votar "sin miedo" porque estarán ejerciendo su libertad de expresión.
La votación del domingo es un nuevo episodio, aunque probablemente no el último, de la escalada de tensión entre Madrid y Barcelona, la metrópolis de una región que produce casi una quinta parte de la riqueza nacional.
Aunque el gobierno regional modificó la organización del escrutinio, renunciando a utilizar un censo oficial y a crear una comisión electoral, para Madrid y el Tribunal Constitucional la votación sigue siendo un referéndum.
La consulta es simbólica y, según sus detractores, poco creíble ya que solo los independentistas acudirán a las urnas. Según los últimos sondeos, cerca del 50% de los catalanes apuestan por esta opción a pesar de la inquietud de las grandes empresas que temen perder los mercados español y europeos.