Jugadores alemanes se burlan de argentinos
Cantaron: "así andan los gauchos (agachados), así andan los alemanes (saltando victoriosos)".
La "Mannschaft" de Joachim Löw desató una ola del nuevo patriotismo "light" alemán con la llegada al país de la Copa del Mundo ganada en el estadio de Maracaná, la cuarta de Alemania, pero la primera que se queda en Berlín.
Mario Götze, autor del único gol de la final contra Argentina, y el resto del conjunto fueron recibidos al grito de "Fussballgott" -"Dios del fútbol"-, coreado por cerca de 400 mil aficionados concentrados ante la Puerta de Brandeburgo berlinesa.
Les siguió una segunda ronda, con Klose y Götze entre otros, danzando al son de un "así andan los gauchos (agachados), así andan los alemanes (saltando victoriosos)" que con seguridad no habría encajado bien a un argentino con corazón dolido por la derrota en la final, de haber asistido a la fiesta.
Hubo muchos otros cantos de guerra "así se ven los vencedores, shalalá-lalá", entre los más repetidos, además del grito "Deutschland, Deutschland", mientras discurría sobre la pasarela el resto de la selección, hasta llegar a Manuel Neuer y Philipp Lahm, el capitán.
"Sin vosotros no estaríamos aquí. Todos somos campeones del mundo", les saludó Löw, artífice de una "Mannschaft" que, a diferencia de las predecesoras que ganaron el título -1954, 1974 y 1990-, no está forjada alrededor de uno o varios astros, sino del término equipo.
Götze fue quien desató el mayor clamor, puesto que suyo fue el gol del minuto 113 del partido, pero la multitud se entregó con igual tesón a vitorear a Miroslav Klose, quien se convirtió en Brasil en máximo goleador de la historia mundialista, o a Jerome Boeteng, berlinés de padre ghanés.
Para la multitud no había bajo el cielo berlinés más que una bandera: la alemana, multiplicada al infinito en medio de la marea humana y exponente de un nuevo patriotismo festivo y bailarín, como Lahm y sus colegas danzando alrededor de la copa dorada.