Alarmante el aumento de la tensión en Jerusalén: Papa Francisco
El Máximo Pontífice se pronunció acerca de los actos terroristas en Israel.
El Papa Francisco expresó este miércoles su preocupación por las tensiones de las últimas horas en Jerusalén y calificó de “violencia inaceptable” el ataque de la víspera contra una sinagoga de esa ciudad.
“Sigo con preocupación el alarmante aumento de la tensión en Jerusalén y en otras zonas de la Tierra Santa, con episodios inaceptables actos de violencia que no respetan ni siquiera los lugares de culto”, dijo en la Plaza de San Pedro.
Al finalizar la audiencia general, que presidió ante más de 13 mil personas, el líder católico ofreció una “particular oración” por todas las víctimas de “tal dramática situación” y por quienes más sufren las consecuencias.
“Desde el profundo del corazón, dirijo a las partes implicadas un llamado para que se ponga fin a la espiral de odio y de violencia y se tomen decisiones para la reconciliación y la paz. ¡Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento!”, expresó.
Con esas palabras se refirió al ataque terrorista que, la víspera, perpetraron dos primos palestinos, los cuales –armados con cuchillos, un hacha y una pistola- atacaron a los fieles y asesinaron a cinco personas.
En la audiencia, el pontífice también saludó a un grupo de empresarios y profesionistas participantes a un congreso promovido por el Foro Económico Mundial, en colaboración con las universidades pontificias de Roma, cuyo objetivo es promover caminos que ayuden a superar la exclusión social y económica.
Hablando en italiano, pidió crear “una nueva mentalidad en la cual el dinero no sea considerado un ídolo a servir, sino un medio para perseguir el bien común”.
Antes, en su catequesis semanal, se refirió a la santidad y aseguró que esta no se obtiene por las propias capacidades o cualidades personales, sino que es un “don de Dios”.
Afirmó que, por eso, nadie queda excluido del “llamado a la santidad”, que constituye el carácter distintivo de todo cristiano, obligado a vivirla en el amor y en el testimonio diario, cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el cual se encuentra.
“La llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestras vidas, transformándolo al mismo tiempo en un don para las personas que nos rodean”, explicó.
“Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores, libres de egoísmo y abiertas a los hermanos y a sus necesidades”, apuntó.