AI denuncia que gobiernos incumplen sus promesas contra la tortura
En México abusos de las fuerzas de seguridad están extendidos y quedan impunes, dijo.
La organización con sede en Londres promueve una campaña contra la tortura en el 30 aniversario de la convención de la ONU, que la ilegalizaba, y acompañó el lanzamiento con datos sobre su persistencia.
AI ha constatado casos de tortura en 141 países -más de dos tercios de los países del mundo- en los últimos cinco años y que el miedo a sufrirlas -que se considera un indicador de la extensión de su práctica- es muy grande.
Es el caso de México, donde si bien su Gobierno sostiene que la tortura es la excepción y no la norma, los abusos cometidos por la policía y las fuerzas de seguridad están extendidos y quedan impunes, según Amnistía.
La mexicana Bárbara Italia es una de las once mujeres que denunciaron al Estado mexicano por tortura sexual en 2006 en San Salvador Atenco, tras ser detenidas "arbitrariamente" por la policía federal en sus casas mientras se celebraba una manifestación por la imposibilidad de los vecinos de vender sus propias materias primas.
Italia aseguró que el Estado mexicano usa la tortura en momentos concretos "como una herramienta para romper los procesos sociales y obligar a las personas a autoinculparse por delitos que no han cometido", lo que considera una "manera de mostrar responsables falsos en la guerra contra el crimen organizado".
Por otra parte, el 80% de los brasileños da por descontado que serían torturados si fueran detenidos, la cifra más alta del mundo.
Un 36% de las 21 mil personas encuestadas en todo el mundo cree que “la tortura es a veces necesaria y aceptable para lograr información que proteja a la gente”, un porcentaje que asciende a 74% en China.
“Se ha convertido casi en normal, en rutina”, dijo Salil Shetty, secretario general de AI, en una conferencia de prensa.
“Desde la llamada guerra contra el terrorismo, el uso de la tortura, particularmente en Estados Unidos y su ámbito de influencia, se ha vuelto más normal como parte de las expectativas sobre seguridad nacional”, agregó.
“Series como 24 y Homeland han ensalzado la tortura para una generación, pero existe una diferencia muy grande entre su retrato dramático, obra de guionistas, y su uso en la vida real por parte agentes del gobierno en cámaras de tortura” , sentenció Shetty.