Abre Papa cumbre sobre la familia con llamado contra la hipocresía
El Pontífice celebró la eucaristía acompañado por los 191 “padres sinodales”.
El Papa Francisco inauguró este domingo una cumbre de obispos clave para el futuro de la Iglesia, durante una misa en la cual advirtió contra la hipocresía y la soberbia de la “clase dirigente” eclesiástica.
El Pontífice celebró la eucaristía acompañado por los 191 “padres sinodales” que a partir de mañana iniciarán en El Vaticano las discusiones de la asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, una reunión que abordará los desafíos de la familia en el contexto actual.
En el sermón y retomando las lecturas bíblicas, el Papa Francisco recordó la parábola de la viña y el sembrador, asegurando que el pueblo es el “sueño” de Dios que “lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo”. Sostuvo que Jesús se dirigió, con su relato, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, a la clase dirigente a la cual se les ha encomendado el pueblo, “para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes”.
“El cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad. Pero Jesús dice que aquellos labradores se apoderaron de la viña; por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que se ha elegido”, indicó.
Advirtió que la tentación de la codicia siempre está presente, una tentación del dinero y del poder. Añadió que, para satisfacer esta codicia, “los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo”. Utilizando esas reflexiones, Francisco se refirió al Sínodo, durante el cual los obispos están llamados “a trabajar por la viña del señor” y no “a discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente”.
Las palabras del Papa se refirieron al ambiente previo a la asamblea del Sínodo, que ha estado caracterizado por una pública contraposición entre cardenales de alto nivel sobre temas delicados que se van a discutir en las próximas semanas.
El Papa ya dijo que busca un debate abierto y franco en busca de respuestas adecuadas para la situación de las personas de hoy. Pero algunos purpurados han preferido optar por un cierre preventivo a cualquier tipo de discusión sobre estos asuntos.