Uso político de figura del Papa provoca disputas en Argentina
El oficialismo y la oposición argentinas iniciaron una disputa para sacar provecho de su popularidad.
La utilización política de la figura del Papa Francisco desató una fuerte polémica en Argentina luego de que se desmintiera que había convocado a una reunión en El Vaticano para analizar la “tensión” de su país natal.
Desde que el cardenal Jorge Bergoglio fue electo como Sumo Pontífice el 15 de marzo del año pasado, el oficialismo y la oposición argentinas iniciaron una disputa para sacar provecho de su popularidad mundial.
Políticos locales de todos los signos han viajado durante estos meses al Vaticano para sacarse la ansiada foto con el Papa, en un afán de presumir cercanía, amistad o la bendición del carismático Bergoglio.
Pero los intentos de aprovechar políticamente al Papa arreciaron la víspera, cuando el diario opositor La Nación aseguró, con base en fuentes anónimas, que “Preocupado por la tensión en el país, el Papa llamó a un diálogo en el Vaticano” que se realizaría el 19 de febrero.
El matutino dijo que el objetivo del Papa era “garantizar la paz social” en Argentina, por lo que había convocado al ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, y a el secretario general del sindicato de la construcción, Gerardo Martínez.
Sin embargo, la periodista Alicia Barrios, amiga personal de Francisco, reveló que el domingo el Sumo Pontífice la llamó para felicitarla por su cumpleaños y, le desmintió las versiones que circulaban sobre su injerencia en la política interna. "Me fue desmintiendo puntualmente todo lo que había salido en los diarios. Se puso muy mal, se apenó mucho y después me leyó su agenda día por día hasta el 19 de marzo", agregó.
Después de decirle que la versión era “un disparate”, el Papa le explicó a la periodista que la reunión en la que participaría con políticos y líderes sociales argentinos se trataba solamente de debatir el tema de la educación.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, advirtió luego que “el Papa es de todos” y que sería “bueno pensar y no utilizar falsamente su nombre para una operación con un interés político determinado”, ya que “su desmentida es motivo de reflexión para no manipular y mancillar su nombre".