Turista crucificado en Filipinas
Se clavó los clavos en la palma de la mano y en los pies y estuvo diez minutos en la cruz.
Cada vez más turistas visitan en Semana Santa la ciudad filipina de San Fernando y sus alrededores.
Aquí se puede asistir a una de las tradiciones más antiguas y dolorosas que la influencia española dejó: la flagelación y crucifixión de católicos.
Aunque este año hay una novedad: un danés se ha unido a la representación de las últimas horas de Jesucristo.
El turista se clavó los clavos en la palma de la mano y en los pies y estuvo diez minutos en la cruz, a pesar de la prohibición oficial a los extranjeros de hacerlo tras varios incidentes anteriores.
Pero este año se hizo una excepción y, los responsables de los barrios donde se celebran los rituales, autorizaron al danés a crucificarse.
Estos hombres participan de otro ritual del Viernes Santo: recorren la ciudad con la cabeza encapuchada y flagelándose con varas de bambú.
Según la policía más de 40 mil turistas visitaron la ciudad este año, entre ellos 5% de extranjeros.
Filipinas es uno de los países más católicos de Asia.
Aunque es una tradición muy arraigada en el país, la iglesia oficial condena los rituales sangrientos del Viernes Santo.