La ONU acusa al Vaticano de violar la Convención de Derechos del Niño
La Santa Sede responde que tomará nota.
El Vaticano ha violado la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, al no hacer lo suficiente por erradicar los casos de pedofilia en su seno, dijo este miércoles la jefa del comité competente de la ONU.
"La respuesta es sí, hasta ahora han roto la Convención, porque no han hecho todo lo que deberían" para atajar este problema, dijo Kirsten Sandberg, presidenta del Comité de la ONU de los Derechos del Niño.
Estas declaraciones han generado que el Vaticano anunciará que tomará "nota" de la condena de la ONU por pedofilia, pero rechazó la "injerencia" sobre el aborto.
En las conclusiones de un informe que realizó, el comité urge a la Santa Sede a "apartar de inmediato de sus funciones a todos los autores conocidos y sospechosos de abusos sexuales a niños, y denunciarlos a las autoridades competentes para que los investiguen y los procesen".
El informe ha sido publicado tras una audiencia celebrada el pasado mes en Ginebra, en la que miembros del comité, compuesto por 18 expertos en derechos humanos de todo el mundo, interrogaron a una delegación del Vaticano sobre su política de lucha contra la pedofilia.
En el informe, el comité afirma que la Iglesia Católica no ha hecho aún lo suficiente para cumplir su compromiso de erradicar la pedofilia.
El comité de la ONU destaca "su profunda inquietud por los abusos sexuales cometidos contra niños por miembros de iglesias católicas que operan bajo la autoridad de la Santa Sede", y recordó que estos crímenes cometidos por religiosos conciernen a "decenas de miles de niños de todo el mundo".
"El Comité está muy preocupado de que la Santa Sede no haya reconocido la amplitud de los crímenes cometidos, no haya tomado las medidas apropiadas para afrontar los casos de pedofilia y para proteger a los niños y haya adoptado políticas y prácticas que han propiciado la continuación de los abusos y la impunidad de los autores", añade el texto.
El informe critica en particular la política de mutar de parroquia a los sacerdotes pedófilos, una práctica que considera como un intento de encubrir los crímenes y evitar que sean juzgados por las autoridades civiles.
"La práctica de la movilidad de los criminales, que ha permitido a muchos sacerdotes permanecer en contacto con niños y seguir abusando de ellos, continúa exponiendo a niños de numerosos países a un alto riesgo de sufrir abusos sexuales", escribe el informe.