Francisco pide que Jerusalén sea la “ciudad de la paz”

EFE Jerusalén 26-05-2014 06:36

Y que esté abierta a todas las personas que deseen visitarla.

El papa Francisco pidió este lunes que Jerusalén sea la verdadera "ciudad de la paz", una ciudad viva abierta a todas las personas que quiera visitarla hoy y deseen hacerlo en el futuro.

En un discurso pronunciado junto al presidente israelí, Simon Peres, a quien llamó "artífice de la paz", el pontífice destacó la belleza que supone que "los peregrinos y los residentes puedan acudir libremente a los Lugares Santos y participar en las celebraciones".

"Los lugares santos no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad. Por eso, se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro", afirmó.

"Que Jerusalén sea verdaderamente la ciudad de la paz. Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad. Qué bello que los peregrinos y los residentes puedan acudir libremente a los lugares santos y participar en las celebraciones", agregó.

Francisco, que al entrar en la casa de Peres dijo haber sentido "que entró en la casa de un hombre justo y bueno", expresó su admiración por el presidente israelí y destacó que ambos comparten anhelos y visiones comunes sobre la paz.

"La construcción de la paz exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna", afirmó.

"A partir de este punto de referencia que tenemos en común, es posible proseguir en el empeño por una solución pacífica de las controversias y los conflictos", agregó Francisco, que pidió se eviten las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo".

Además, recordó a las comunidades cristianas que viven en Israel y subrayó que su presencia y el respeto a sus derechos "son garantía de un sano pluralismo y prueba de la vitalidad de los valores democráticos, de su arraigo en la praxis y en la vida concreta del Estado".