El director del Centro de integración Juvenil (CIJ) de Yucatán, Víctor Roa Muñoz, indicó que desde 2015 se observa una tendencia al alza de personas adictas al juego que acuden a pedir ayuda a ese centro.
Es una adicción que no causa un daño físico, pero sí mental que puede a llegar a ser muy grave y no distingue posición socioeconómica", Víctor Roa Muñoz, director del CIJ
Indicó que el CIJ ya cuenta, desde 2015, con un protocolo de intervención y ayuda para personas que padecen por su adicción al juego.
Van contra tragamonedas
Por su lado, la diputada local de Movimiento Ciudadano, Milagros Romero Bastarrachea, indicó que se trabaja en la elaboración de una iniciativa para regular los establecimientos de juego de azar, cuyo objetivo es evitar más casos de ludopatía y generar campañas de difusión, dirigidas a detectar esta enfermedad.
Dijo que el problema se agravó cuando, más allá de los casinos, se empezaron a extender en Yucatán las máquinas tragamonedas, llamadas popularmente minicasinos, que también han metido en apuros a muchos hombres y mujeres que adquieren deudas para jugar.
La mayoría de las personas que padecen ludopatía adquieren deudas millonarias que luego son incosteables, lo que origina que a largo plazo pierdan propiedades y con esto el deterioro de las relaciones familiares, en el trabajo, entorno social, caigan en depresión y eventualmente suicidio. Milagros Romero Bastarrachea, diputada local de Movimiento Ciudadano
La iniciativa propone que estos establecimientos estén a 500 metros de los planteles educativos y bibliotecas, y que cumplan con las condiciones de iluminación y ventilación adecuados, así como acceso directo y a la vista del público.
Cifras en Yucatán
Según datos de la Segunda Encuesta Estatal de Adicciones hecha en 2014, en ese entonces unas 28 mil personas presentaban problemas por su adicción a los juegos de azar en la entidad, y se considera que la cifra ya supera las 30 mil en la actualidad.
La encuesta indica que las personas más enganchadas a los juegos de azar son las de la tercera edad (por lo general jubilados) y jóvenes de 21 a 40 años de edad.
De hecho, el ser jugador compulsivo es un padecimiento que ya está catalogado por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad emocional.