Gracias al uso de drones, de cámaras de alta resolución y a los instrumentos del LiDAR acrónimo en inglés de Light Detection and Ranging, arqueólogos del Centro INAH Michoacán, lograron recrear virtualmente cómo era la urbe prehispánica de Tingambato, así como revelar otros secretos de dicha zona arqueológica.
A través de la videoconferencia titulada "Tingambato: LiDAR, drones y tumbas en una ciudad michoacana del Clásico y el Epiclásico", el arqueólogo José Luis Punzo Díaz, detalló la manera en la que gracias al uso de esta tecnología, se ha logrado innovar la arqueología tradicional y generar modelos digitales.
Dichas recreaciones virtuales están basadas en las más recientes investigaciones encabezadas por Punzo desde 2013, los cuales reconstruyen Tingambato en su momento de auge, señaló Punzo Díaz el pasado 30 de abril al participar en el ciclo "La arqueología hoy", coordinado por el también arqueólogo, Leonardo López Luján en El Colegio Nacional.
Recreando la urbe prehispánica de Tingambato
Ademas del uso de los instrumentos del LiDAR, cámaras de alta resolución y drones, para recrear virtualmente al Tingambato de hace mil 500 años, también fueron necesarios estudios de ADN, espectrometría de masas y geofísica, entre otros, desarrollados con centros académicos como la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Asimismo, los laboratorios del Museo del Templo Mayor (MTM), la UNAM, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, así como con las universidades de Estrasburgo, Francia, y Auckland, Nueva Zelanda, han permitido obtener nuevos datos de la urbe prehispánica.
Revelando los secretos de la zona arqueológica de Tingambato
Durante la ponencia, Punzo explicó que un caso específico son los fechamientos establecidos por los arqueólogos Román Piña Chan y Kuniaki Ohi -quienes emprendieron un amplio proyecto de exploración en Tingambato en los años 70-; los que establecieron su asociación temporal con Teotihuacan a partir de las semejanzas arquitectónicas como la construcción de fachadas con el estilo denominado talud-tablero.
Sin embargo, los datos esclarecen que Tingambato tuvo una ocupación total de nueve siglos, divididos en tres grandes etapas de ocupación: la inicial, del año 0 al 300 d.C.; una intermedia entre 300 y 550 d.C., y la de mayor auge, entre esta última fecha y el año 900 de nuestra era.
Incluso, "fuera del talud-tablero no hay grandes evidencias cerámicas o arquitectónicas que indiquen una presencia teotihuacana en Tingambato", lo que contradice la teoría dejada por Ohi y Piña Chan, relativa a la urbe fungiendo como un enclave michoacano de la gran metrópoli, señaló el arqueólogo.
Una nueva interpretación es que, considerando que Teotihuacan comenzó a registrar su declive en coincidencia con la tercera fase de Tingambato arqueólogos como Linda Manzanilla y el propio Leonardo López señalan que el gran incendio de la Calzada de los Muertos ocurrió en el año 570 d.C., muchos de los pobladores expulsados de la gran metrópoli volvieron a sus lugares de origen, uno de ellos Tingambato, buscando plasmar símbolos, como el talud-tablero, que les recordaran y asociaran al esplendor de la capital caída.
Lo que encierran las tumbas de Tingambato
Otra arista en la que se trabaja actualmente es la reconstrucción virtual con fines académicos, pero que podría fungir como herramienta de difusión mediante la realidad aumentada, de las Tumbas I y II de Tingambato, descubiertas en 1979 y 2012, respectivamente.
Adelantó que una particularidad de la visualización de la Tumba I, es que da a los visitantes una perspectiva no solo de cómo se encuentra en la actualidad, sino también de cómo lucia al momento de su descubrimiento.
Para ello, fue necesario contactar, vía la Universidad de Kioto, a los familiares de Kuniaki Ohi, quienes facilitaron al proyecto los planos, apuntes y dibujos que, capa por capa, elaboró el arqueólogo japonés, comisionado a Tingambato por Piña Chan.
En tanto, el objetivo en la reconstrucción virtual de la Tumba II, que se desarrolla bajo la coordinación del arqueólogo Alejandro Valdes, es "traer a la vida, o quizá al momento de su muerte", a una joven de alto estatus que se localizó en ella, dijo Punzo al contrastar cómo mientras en una tumba se hallaron más de 100 individuos, en otra solo se localizó uno.
Se trataba detalló de una mujer de entre 15 y 29 años de edad, con deformación craneal, a la que se inhumó acompañada de un rico ajuar compuesto por 19 mil 428 objetos de lapidaria y concha, muchos de ellos exóticos e importados.
La finalidad de todos estos trabajos, concluyó Punzo, es que las investigaciones arqueológicas no se queden en informes técnicos, gabinetes o círculos académicos, sino que aprovechen las nuevas plataformas de comunicación y difusión, para llegar a públicos más amplios.
¿Dónde se puede ver la recreación virtual de la Tingambato prehispánica?
Para conocer como era la urbe prehispánica de Tingambato hace mil 500 años, puedes hacer el recorrido virtual en la Mediateca del INAH.