Las tradicionales esferas navideñas de Tlalpujahua, Michoacán, se renuevan en manos de sus creadores. En el año 1960, los migrantes Joaquín Muñoz Orta y María Elena Ruiz Villagrán trajeron a México, proveniente de Estados Unidos, la técnica para la elaboración de esferas navideñas.
Seis décadas después sus hijos mantienen viva esta tradición.
No habíamos sacado esta colección de esferas que se presentaron en El Vaticano en el 2012, hasta esta ocasión. Éstas esferas estuvieron presentes en El Vaticano, Alfredo Muñoz Ruiz, propietario del Taller y Villa de Santa Claus.
A través de sus talleres, los artesanos fabrican y venden las delicadas piezas que adornan los arbolitos de Navidad.
Este año estará a la venta una colección especial, se trata de esferas que adornaron sitios emblemáticos de la Santa Sede en el año 2012.
Es con un vidrio neutro, y lo compramos de Italia, Alemania, Brasil o Estados Unidos; se infla toda la esfera y la figura se hace con la boca. La esfera se manda a Canadá, hasta la Patagonia, explica Alfredo Balpuesta, del Taller y tienda Arte Navideño.
En Tlalpujahua otros 13 artesanos comenzaron, en 1999, a elaborar esferas, las cuales ya han llegado al extranjero.
Llegue de casualidad el año pasado a este pueblito mágico y me enamoré de lo que hacen aquí. Arcelia Uribe, turista procedente de Jalisco.
Compradores de todas partes llegan diariamente a Tlalpujahua buscando piezas únicas para adornar sus árboles de Navidad.
Esta tradición también da vida al pueblo mágico de Chignauapan, en Puebla, donde el 80% la población vive de la fabricación y venta de esferas navideñas.
La gente de Chignahuapan conoció el arte de hacer esferas gracias al señor Rafael Méndez Núñez, un hombre originario de Michoacán, quien llegó Chignahuapan en 1968, donde vivió, compartió su conocimiento sobre la elaboración de las esferas con los pobladores, formó una familia y murió.