Así es el "asalto" psicológico en el transporte público

Los asaltantes intimidan a los usuarios diciendo que "acaban de salir del reclusorio". Foto: Cuartoscuro

Sandra aborda el vagón de mujeres, son las 11:00 horas. Las hordas de trabajadoras que van al metro Pantitlán se han diluido, con cuchara, rímel y espejo en mano. Se alegra de encontrar un asiento vacío, por las ventanas se cuela el sol y el tráfico. Antes de llegar a Misterios, el convoy entra en un túnel y en los andenes suben cinco hombres que acaban de salir del reclusorio.

El hombre alto, con sudadera y lentes transparentes en tonos amarillos, comienza a pegar con un metal en los tubos del tren, solicitando cooperación mientras recorre los pasillos y mira a las nerviosas mujeres. Les observa sin disimulo las manos, las bolsas, en tanto que ellas buscan en sus bolsillos algunas monedas. Algunas ya tienen lista su cooperación voluntaria, como muestra de agradecimiento por no haber sido asaltadas.

Intimidación: la clave

No es el mismo peso el que se les da a las descalzas familias de indígenas de la Sierra de Puebla ni la negación tajante a los sordos que hacen pequeños paquetes con etiquetas explicando su situación, se trata de sacar todas las monedas que se puedan y darlas mientras el hombre, con voz grave emite un gracias mi reina.

De Misterios a Valle Gómez son en promedio cuatro minutos en el subterráneo, tiempo suficiente para que estos hombres soliciten amablemente la cooperación de los usuarios, el metro llega a la estación, los hombres salen corriendo y entran en el siguiente vagón. Al cierre de puertas las mujeres se miran desconcertadas, acaban de sufrir un asalto psicológico.

Algo normal

Una de ellas comenta que eso es común en ese tramo, que incluso se han llegado a subir con armas, por eso mejor dar por las buenas, comentó; el año pasado, fueron denunciados 3 mil 240 robos en transportes públicos, de los cuales mil 680 fueron en el metro, con un promedio diario de 4.6 asaltos.

La cooperación voluntaria que piden con atemorizantes voces de quienes acaban de salir del Reclusorio ha sido más común a bordo de numerosas rutas de los microbuses que circulan por las calles de la Ciudad de México, donde tan solo el año pasado se observaron 633 asaltos con violencia y 97 sin violencia.

Reacción ante el miedo

De acuerdo con la psicóloga Susana de Hoyos, una de las reacciones al miedo es la sumisión, en la que las personas al sentirse amenazadas, ceden a las peticiones de alguien que consideran que les puede hacer daño y evitan el contacto visual con los agresores.

De ahí que muchas personas, ante el miedo de ser asaltadas o lastimadas, deciden voluntariamente, hacer las aportaciones que quienes salieron del Reclusorio" solicitan "amablemente, comportamientos que no están contemplados en las estadísticas, pero que ocurren todos los días.

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