Vicente Leñero, un legado que trasciende

Ángel Cabrera / Jorge Ávila, 24 Horas México 04-12-2014 01:03

El 2014 será uno de los años más tristes para las letras, luego de los decesos de Pacheco, García Márquez y Leñero.

El 2014 será uno de los años más tristes para las letras: en enero partió José Emilio Pacheco; en abril se fue Gabriel García Márquez, y ayer, el ingeniero, narrador, dramaturgo y periodista, Vicente Leñero, falleció a los 81 años.

Leñero es un chilango que nació en Guadalajara por accidente en 1933, cuando su padre -sin éxito- buscó fortuna en aquella ciudad. Al regresar, se estableció al sur del Distrito Federal, en San Pedro de Los Pinos, donde el escritor pasó su infancia, forjó su prominente carrera literaria y libró una batalla contra el cáncer pulmonar que terminó este miércoles a las 7:41 de la mañana.

Un cigarro, una taza de café y una máquina de escribir fueron siempre sus leales escuderos para el periodista-narrador a quien no le gustaban las entrevistas y siempre se preguntaba el por qué sus obras literarias no habían alcanzado el glamour de sus contemporáneos como Carlos Fuentes o el propio José Emilio Pacheco.

Con 10 novelas, tres colecciones de cuentos, cinco libros, varios guiones para cine, 11 obras para teatro, reportajes y crónicas, además de los premios Biblioteca Breve de Six Barral (1963), Xavier Villaurrutia (2001), Nacional de Ciencias y Artes (2001) y su incursión en la Academia Mexicana de la Lengua (2011), Vicente Leñero es uno de los protagonistas de las letras mexicanas.

VICENTE, EL NOVELISTA

“Todos los escritores lo que hacemos al escribir novelas es reinventar y contar nuestra propia vida”.

La prolífica carrera de Leñero como novelista comenzó en 1961 con
La voz adolorida, a la que años más tarde intituló A fuerza de palabras, obra en la que encontró su característico estilo narrativo, que se reflejaría en otras obras como Los albañiles (1963), en la que refleja los diferentes estratos sociales y económicos de la Ciudad de México.

A ella le seguirían Estudio Q (1965), acerca de un actor que trata de evadir su condición de personaje para existir fuera de los libretos; El garabato (1967), historia policiaca en la que se encuentra una novela dentro de la novela; Redil de ovejas (1972), acerca del fervor religioso de los años 60.

Además, Los periodistas (1978), donde reelabora los hechos ocurridos en 1976 con la destitución de la directiva del diario Excélsior; El evangelio de Lucas Gavilán (1979), obra de denuncia que adapta el Evangelio de San Lucas a la vida del México de los años 70; y Asesinato (1985), acerca de los asesinatos del político nayarista Gilberto Flores Muñoz y de su esposa.

Más información en Diario 24 Horas