Martín Hernández, el editor de sonido de Birdman en busca del Oscar
Dijo que en todas las cintas de González Iñárritu incluye la clásica grabación los vendedores de tamales.
El editor de sonido Martín Hernández conoció a Alejandro González Iñárritu en los años 80, cuando ambos eran locutores en una estación de radio de rock. Hoy ambos están nominados al Oscar por "Birdman", la película del director mexicano que ha cautivado a la crítica.
"La química de la amistad es la misma", dijo Hernández. El mexicano fue el editor de sonido de todas las películas anteriores de González Iñárritu, de "Amores perros" a "Biutiful". Sus créditos también incluyen "El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro y "No se aceptan devoluciones" de Eugenio Derbez. El año pasado estuvo viviendo en Los Ángeles, donde realizó el trabajo de "Birdman".
"Yo creo que él no ha cambiado nada, te lo digo no porque sea mi cuate (amigo), sigue siendo tan generoso como creo que se ha manifestado en sus comentarios de lo que siente de esta nominación", apuntó Hernández, quien actualmente presenta el programa de radio "Así las cosas" en la Ciudad de México.
El hecho de que fueran amigos no significó que estuviera confiado. Para trabajar con González Iñárritu iba preparado a cambiarlo todo en cualquier momento, pues "es una cuestión de su proceso y es como debe de ser", dijo. "Hay que escarbarle y regresar, y conversar, y escarbarle y regresar y repetir, es oficio... Vas a dormir poco, te vas a despertar muy temprano y vas a trabajar mucho".
Durante los nueve meses que tardó la realización de "Birdman" hubo en total 15 personas en el departamento de sonido, de las cuales Hernández realizó la mayor parte con Aaron Glascock, con quien comparte la postulación a la mejor edición de sonido.
"Es difícil encontrar alguien con quien tener una conversación más objetiva sobre apreciaciones subjetivas, que después se tienen que traducir en el mundo real. Con Aaron fue fácil tenerlo, él tendió este lenguaje", dijo Hernández.
Glascock ha trabajado en Hollywood desde la década de 1980, editando el sonido de filmes como "War of the Worlds" ("La guerra de los mundos") de Steven Spielberg y "The Green Mile" ("Milagros inesperados") de Frank Darabont.
El sello de Hernández y González Iñárritu en el sonido de "Birdman" se nota con guiños muy característicos de México, como la escena en Times Square cuando Riggan Thomson camina en ropa interior y se oye la clásica grabación que usan los señores que venden tamales en bicicleta por las calles.
"La ponemos en todas sus películas", dijo Hernández. "No les voy a decir (dónde), eso es de 'Where is Wally?'''.
Otro más sutil es un silbato de los carritos que venden camotes en México, que aparece en la escena del hospital donde está Riggan con su hija. Esa fue idea de Hernández.
A veces la construcción del sonido de "Birdman" fue bastante complicada, como en la escena en que, tras una noche bebiendo, Riggan comienza a volar.
"Esta escena no sé por qué acabé editándola en casa de Alejandro, me llevé mi laptop con audífonos y estuvimos un domingo", relató Hernández.
Al día siguiente cuando la escucharon en el estudio les pareció "malísima", pero había un sonido que les gustó mucho, que González Iñárritu tomó con su iPhone de un video familiar.
"Es el viento, que le pega al micrófono, quería ese ruido. Yo tenía vientos, pero no tenía este de la distorsión del viento golpeado, ese lo rescatamos", dijo. "Pensamos que mañosamente tendríamos que entrar y salir del delirio a la realidad, a la hiperrealidad y otra vez al delirio y hay por ahí una estación de tren japonés que se oye al fondo que deliberadamente es un delirio de alguien".
El sonido de la estación fue grabado por Hernández mientras trabajaban en "Babel". En la escena también hay campanas, claxons distorsionados, camiones y vendedores.
"Así se aplica toda la película, cada una de las secuencias lleva estas horas de conversación, de plática, de probar, de ver".
Hernández también estuvo a cargo de la edición del sonido con la música del baterista mexicano Antonio Sánchez. Antes de filmar hicieron 24 tomas de Sánchez improvisando. Luego Hernández construyó pistas para que Sánchez viera la película con su propio sonido reconstruido.
Tras esto hicieron una segunda sesión de grabación realizada en parte en una calle de Los Ángeles, "para generar esta distancia real, reverberación, todo lo que oyes cuando sale (Riggan) a la calle", explicó, señalando que pusieron batería, micrófonos y todo lo necesario para grabar en una calle de Burbank a la 1:00 de la mañana.
La música de Sánchez, que había sido postulada a un Globo de Oro, no fue nominada al Oscar. Hernández calificó el desaire como "un desperdicio".
"Creo que estaban muy atenidos a las reglas como se concibieron hace 70 años", dijo. "Ahí había oportunidad de modificar para el bien general de la industria. No lo digo solamente por Antonio, lo digo porque creo que fue muy valiente haber concebido el score con un baterista".
En cuanto a su propia nominación, Hernández se lo toma con reserva.
"Es la primera vez que soy nominado y eso no quiere decir que los trabajos anteriores no tengan validez. Y si nunca más me vuelven a nominar tampoco querrá decir que los trabajos posteriores carezcan de validez. El trabajo persiste y vale primero porque el director te invitó y después porque haces tu trabajo. Hacer el trabajo es el premio".