Subastan libro que Oscar Wilde dedicó al gobernador de su prisión
La casa Bonhams estimó que la obra está valorada en entre 48 mil y 72 mil euros.
Una edición de la obra del irlandés Oscar Wilde "La importancia de llamarse Ernesto", dedicada por su autor al gobernador de la prisión en la que estuvo confinado por "indecencia grave y sodomía", se subastará en Londres el 18 de junio.
La casa Bonhams estimó que la obra está valorada en entre 48 mil y 72 mil euros.
El escritor y dramaturgo obsequió en 1899 con un ejemplar de uno de los últimos trabajos de su vida al administrador de la cárcel de Reading (sur de Inglaterra) James Nelson, que le permitió volver a leer y a escribir en el segundo año de su reclusión.
Wilde (1854-1900) fue condenado en mayo de 1985 y trasladado en noviembre de ese año a Reading, donde se encontró a merced del gobernador Henry Isaacson, un hombre con "el alma de una rata", a ojos del escritor, que le prohibió una actividad que el irlandés consideraba "vital para mantener el equilibrio mental".
Cuando en julio de 1896 Nelson reemplazó a Isaacson, el dramaturgo recibió permiso para guardar en su celda material de escritura y redactó "De Profundis", una extensa carta dirigida a su amante Alfred Douglas, con quien mantenía una relación que le llevó a su encarcelamiento cuando se encontraba en la cima de su carrera literaria.
"Tras mi terrible sentencia, cuando me vestí de presidiario y la puerta de la cárcel se cerró, me quedé así, entre las ruinas de mi vida maravillosa, aplastado por la angustia, desatinado por el terror, aturdido por el sufrimiento", escribió Wilde cuando llevaba más de un año entre rejas.
El gobernador de la prisión no solo le permitió leer y escribir, sino que le concedió el privilegio de conservar por las noches sus papeles para poder seguir el hilo del texto que estaba redactando.
Tras ser liberado, Wilde dedicó a Nelson un ejemplar marcado con el número 13 de una edición de cien copias de "La importancia de llamarse Ernesto", el último trabajo que había escrito antes de su caída en desgracia, con el que había cosechado un enorme éxito en 1895.
La obra se suspendió en Londres tras 56 representaciones ante el escándalo que supuso la condena de Wilde, y el texto no se imprimió hasta cuatro años después, uno antes de la muerte del dramaturgo, en 1900 en París, donde pasó la última parte su vida bajo un nombre falso.