Poniatowska pide que Monsiváis sea Patrimonio Cultural de la Humanidad

Notimex México 15-06-2014 12:46

Señala que más que un hombre fue una escuela.

A Carlos Monsiváis debería declarársele Patrimonio Cultural de la Humanidad, “porque más que un hombre, fue una escuela, una casa, una asamblea, una calle, una galería de arte, un bar gay, una biblioteca, un aula, una taquería, un Vips, un San Simón, un feminista y un gato con siete vidas”, solicitó el sábado Elena Poniatowska.

En el marco de la presentación del libro “La princesa Selenita”, registrado en el Museo del Estanquillo por su autor, el caricaturista e ilustrador de libros infantiles Rafael Barajas “El Fisgón”, la escritora nacida en París, Francia, en 1932, y galardonada con el Premio Miguel de Cervantes de Literatura 2013, explicó su postulación: “No le alcanzaron las siete vidas para hacer todo lo que él quería hacer, aunque lo que logró hacer en sus siete vidas fue asombroso.

“No sólo maulló sobre los tejados de la colonia Portales, lo hizo desde lo alto de la Torre Eiffel, y desde alto, a ras del cielo, nos hizo comprender que no sabía sólo de política, también de arte; visitar un museo con él, como lo hice yo en Tel Aviv y en Berlín, fue una lección que todavía atesoro”, añadió.

Para la narradora y ensayista, esa lección de vida la tiene atesorada “como uno de los grandes momentos de esta pinche y hermosa vida”. A propósito de esa expresión laica, la integrante de una añeja familia de la nobleza polaca recordó que “siempre me llamó la atención que Carlos no dijera groserías, que su lenguaje fuera culto, y que jamás utilizara palabras como ‘cuate’, ‘mamón’ o ‘pinche’, que es una palabra usada por las niñas bien”.

Recurría, escarbó en su memoria la entrevistada, quien ha incursionado en géneros como la poesía, el ensayo, la novela, el testimonio, la entrevista, la crónica y otros, “a palabras inteligentes que tejía en una urdimbre compleja, ácida, casi vitriólica. “Con ese lenguaje que oscilaba entre la lucidez y la crueldad reunía en sus columnas los días y las horas, los trabajos y avatares de la política, y recogía las declaraciones de diputados y senadores”.

Más adelante, Elena Poniatowska mencionó otro paisaje de la vida de Carlos Monsiváis (1938-2010), quien se refería a sus propios libros como bodrios. “Sé compasiva con mi bodrio... Te voy a mandar mi bodrio... No sé cómo vayan a tomar los de Vuelta este bodrio... Pongo mi bodrio en tus manos, me decía, y uno de esos bodrios resultó ser su extraordinario libro sobre Salvador Novo, que ni en sueños jamás pudo imaginar semejante biógrafo”, rememoró.

Hace cuatro años que Monsiváis ya no está, el mismo tiempo que Poniatowska no marca el 55 39 47 62 “el único número de teléfono que me sé de memoria junto al de mi mamá.

El 1 de abril fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” por una fibrosis pulmonar y murió el 19 de junio por una insuficiencia respiratoria, sin recuperar el conocimiento. Sus 13 gatos nada tuvieron que ver con el deceso, dijeron los médicos.