Parisinos gustan de los tatuajes
Este fin de semana se lleva a cabo el Mundial del Tatuaje de París.
Más de 300 maestros internacionales de la tinta y la aguja se dan cita este fin de semana en el Mundial del Tatuaje de París, que se transforma en la capital universal de las pieles coloreadas.
La Grand Halle de la Villette, un antiguo matadero situado en el extremo norte de la capital francesa, abre hasta el domingo 9 de marzo sus 20,000 metros cuadrados para que unas 15,000 personas se aglutinen en torno a los mejores dibujantes el gremio.
No está claro cómo ni dónde nacieron los tatuajes, pero las reliquias más antiguas datan de momias del siglo II d.C. Parece que llegaron a Occidente a través de las expediciones de Cristóbal Colón a América y de James Cook a la Polinesia, y que se mantuvo durante siglos como una práctica reservada a los bajos mundos.
Pero en las últimas décadas, el tatuaje se ha popularizado, gracias en parte a estrellas del cine, el deporte o la música que han rebajado con glamur su aureola carcelaria, como Brad Pitt y Angelina Jolie, Amy Winehouse y Ricky Martin, o David Beckham y Zlatan Ibrahimovic.
Entre los virtuosos más solicitados de los que se han acercado a París se cuentan el francés Filip Leu, maestro del estilo japonés, el alemán Andy Engel, conocido por sus dibujos hiperrealistas, o el sueco Ed Perdomo, que se inspira en el cómic.
Estados Unidos, Brasil, Polonia, Holanda, Tailandia, Corea, Malta, Taiwán... y así hasta 317 tatuadores de más de veinte países se ofrecen para cincelar pieles con alfileres, agujas e incluso con martillos, pues los hay que conservan el estilo ancestral maorí.
Pero las agendas de los maestros echan humo y es casi obligatorio pedir hora. Quien quiera caer en sus manos tiene que contactar con sus estudios meses antes y programar una cita durante el Mundial del Tatuaje de París.
Es también una forma de darse tiempo para elegir cuidadosamente antes de imprimirse la epidermis para siempre. Borrar un tatuaje con láser es caro e imperfecto, así que mejor asumir que el dibujo es definitivo.
Los tatuajes, de Siberia a la Polinesia, han servido desde tiempos ancestrales para subrayar la pertenencia a clanes, tribus o bandas. Pero son también una forma radical de adornarse el cuerpo, de embellecer la piel desnuda, y el espejo de las "celebrities" puede servir para marcar tendencia entre los no iniciados.
Para quienes quieran profundizar en la materia, el reputado museo etnológico del Quai Branly inaugurará el próximo de mayo la exposición "Tatoueurs, Tatoués" (Tatuadores, Tatuados), una muestra que sintetizará la omnipresencia de esa costumbre a lo largo de miles de años.