Pittsburgh, ciudad de campeones
El adiós a la leyenda Chuck Noll.
Chuck Noll dio el paso al Olimpo, donde solo las leyendas viven y siguen mostrando la grandeza en la vida de los demás.
Noll enseñó a un equipo a ser ganador, es difícil que las nuevas generaciones entiendan la forma de ser del entrenador en jefe más exitoso en la historia de la NFL: es el único con cuatro anillos de Super Bowl, todos con los Steelers.
Chuck era un hombre silencioso, sencillo y de pocas palabras, algo que actualmente es una especie en extinción. Los aficionados quieren gritos, rostros desaforados, brincos, regaños en público, las nuevas generaciones buscan un “showman” como sinónimo de líder.
El estilo de juego en Pitssburgh es gracias a Noll, lo que hoy conocemos como “Steeler Football” es uno de los legados de Chuck.
Chuck fue un maestro en la elección de talento vía Draft, basta con recordar la anécdota del día que recluto a Joe Greene, a quien nadie conocía e incluso los medios se atrevieron a poner en ocho columnas “¿Quién es Joe Greene?” Solo Noll sabía que ese jugador defensivo seria la piedra angular de la “Cortina de Acero” y un miembro del Salón de la Fama.
Así como Joe Greene, Chuck recluto a: Terry Bradshaw, Lynn Swann, Mel Blount, Jack Lambert, Jack Ham, Franco Harris y Mike Webster, todos miembros del Salón de la Fama y jugadores que ganaron cuatro Super Bowls.
Chuck Noll brindó a una franquicia lo que su dueño Art Rooney siempre enarboló, “un equipo con clase”, sin alardes, sin gritos, sin poses y sobre todo sin sentirse más que los demás. Chuck dio un estilo dentro del campo a sus jugadores: agresivos, fuertes y ganadores, pero su mejor sello se los dio afuera del terreno de juego, donde todos eran sobrios y respetuosos, inteligentes y sobre todo grandes seres humanos.
La esencia de Noll quedó registrada en su discurso de ingreso al Salón de la Fama, donde una vez mas Chuck dio total reconocimiento a sus jugadores, a su staff de entrenadores y a la familia Rooney. En su momento de ser inmortal, Chuck Noll no fue bombástico, no alardeó, no se llevó las palmas solo para él. Simplemente fue ese hombre con clase.
Las nuevas generaciones y su estilo de ver solo resultados pueden encontrar empatía con Chuck; no hay nadie como él.
Es mejor que Lombardi, es mejor que Shula, es mejor que Landry, es mejor que todos; pero las nuevas generaciones no entienden la clase. Chuck Noll es una leyenda, una leyenda en silencio, tal y como fue su vida, una muestra de que el éxito no es sinónimo de cámaras, de falsas declaraciones.
“Es tiempo de poder oler las flores y recordar su aroma”, fueron las últimas palabras de Chuck Noll en su conferencia de retiro en 1991.
Millones de aficionados con los colores negro y oro, estarán tristes este día, pero sin duda el orgullo es aún más grande, ya que la leyenda de Chuck Noll le enseñó como vivir y ganar a todo un equipo, a toda una ciudad, a toda una Nación Steeler. Solo puedo decir, Gracias Coach, Gracias Chuck Noll.