Pelé pone el mundo a sus pies en México 70 (Especial)
El Mundial de México 1970 es considerado como el de mayor nivel técnico y futbolístico en toda la historia.
Considerada como la primera Copa del Mundo de la era moderna, la de México 1970 fue una competencia que marcó diversos cambios en las reglas, pero destacó principalmente por ser la de mayor nivel técnico y futbolístico en toda la historia, en la cual se coronó la selección de Brasil.
México fue elegido como sede de la novena justa mundialista, por encima de Argentina, y cuando eso ocurrió nunca se pensó lo que significaría esta competencia, que vio en su máximo esplendor al que es considerado el mejor futbolista de toda la historia, Edson Arantes do Nascimento "Pelé".
En cuanto a la nueva reglamentación para este certamen de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), las innovaciones más destacadas fueron la aparición de tarjetas amarillas y rojas, así como el hecho de poder realizar dos sustituciones.
Adidas empezó a poner el balón oficial. En este caso fue el ‘Telstar’, que por primera vez tenía 32 hexágonos. Se trató también de la primera Copa retransmitida en color de forma masiva. En la final hubo seis cámaras.
El panorama Brasil lucia complicado a pesar del bicampeonato logrado en las ediciones anteriores. Esto luego de que en Inglaterra 1966 O’Rei fuera “sacado” del mundial a patadas.
Así, el histórico Mario 'Lobo' Zagallo, al que por algo ponían 'Lobo' entre nombre y apellido, reunió a los cinco intocables en el hotel Das Palmeiras de Río en una concentración previa a un partido. Y allí, en la habitación de O Rei, se produjo el gran pacto: Los cinco mejores 'dieces' de Brasil jugarían todos juntos para formar la delantera más célebre y temible de todos los tiempos. El talento Rivelino, al extremo izquierda, Gerson a la derecha, Tostao, seda y fuerza, y Jairzinho (que era un 'extremo' derecho diabólico), más adelantado. Y Pelé, por donde le diese la real gana.
En este torneo se vio en acción a jugadores como Pelé, Beckenbauer, Bobby Charlton o Müller.
Sin duda, uno de los duelos que será recordado en toda la historia es el que protagonizaron Italia y Alemania en el estadio Azteca, lleno de volteretas, que se fue a tiempo extra y definido con marcador de 4-3 a favor de la "azzurri", el cual fue distinguido como el "Partido del siglo" por parte de la FIFA.
En toda la historia de los Mundiales, un brasileño ha sido el único capaz de marcar en todas las rondas. Jairzinho anotó tres goles en la primera ronda, uno en cuartos de final, en semifinal y en la final.
Brasil ganó su tercer Mundial y conquistó en propiedad la Copa Jules Rimet, por lo que para el Mundial de Alemania Federal 1974 la FIFA tuvo que crear un nuevo trofeo para el vencedor.
La venganza de Brasil
Así las cosas, a las semifinales llegaban, por primera vez, cuatro equipos que habían sido anteriormente campeones del mundo: Brasil, Uruguay, Alemania e Italia.
Y cosas del destino, la suerte quiso que Brasil y Uruguay se midieran en una de ellas. No se habían enfrentado desde el Maracanazo. Brasil, la mejor Brasil de siempre, tenía la oportunidad de desquitarse. No era lo mismo, claro; no era una final en casa. Pero una semifinal de un Mundial bien vale la pena. Y Brasil lo hizo.
Costó, eso sí. El síndrome celeste parecía atenazar a los brasileños cuando Cubilla adelantó a los uruguayos. Tostao, pero, igualó antes del descanso. En la continuación, como venía siendo habitual, Brasil mejoró considerablemente y Jairzinho ponía en ventaja a su equipo para ser Pelé, en los minutos finales, quien confirmara la merecida presencia de Brasil en la final.
Brasil se hace con su tercer título
En la Copa Mundial de la FIFA de 1970 hubo tres grandes triunfadores: los brasileños, naturalmente, victoriosos por tercera vez tras sus éxitos de 1958 y 1962, su rey Pelé y el fútbol en sí, porque un buen número de partidos y de proezas individuales pasaron a formar parte de la leyenda del fútbol.
Curioso resulta que las dos piezas más recordadas del mundial no terminaron en gol, porque Pelé dejó dos perlas para la historia: el que dicen fue el primer intento desde el medio campo y una finta delirante al portero rival que aún hoy se recuerda.
Se enfrentaban dos estilos de juego totalmente opuestos: la fantasía brasileña frente al trabajo de equipo italiano. Y venció el espectáculo. Brasil, convencido de sus posibilidades, salió pisando firme. Al poco tiempo Pelé, magistral, había adelantado a los suyos tras un soberbio cabezazo. Explicado así por su defensor, Tarcisio Burgnich: "Saltamos juntos... pero cuando yo estaba en la tierra, él seguía en el aire".
Los brasileños dominaban el juego, pero un fallo de Clodaldo permitió empatar a Boninsegna. Fue sólo un espejismo. En la segunda mitad, Pelé ponía dos balones maravillosos a disposición de Gerson y Jairzinho, quienes, superaron a Albertosi para encarrilar el partido. Ya en el tramo final, Carlos Alberto culminaba una jugada que era una oda al fútbol. Era el 4-1 definitivo.
Fue una gran final. Pero sobre todo la consagración del que ha sido sin duda alguna el mejor futbolista de la historia de los mundiales: Pelé. Así lo definía Burgnich, su marcador en aquella final, poco después del partido: "Yo había pensado para darme ánimo: Pelé es de carne y hueso, como yo. Pero estaba equivocado".
Fue también la victoria de la selección más espectacular que jamás se vio en un campeonato del mundo. La seleçao aplastó a casi todos los rivales que se enfrentaron en el camino a la gloria, anotando la friolera de 19 goles en seis partidos. La duda radica en si fue la mejor selección de la historia. Es complicado. Se le achaca que un único éxito no es suficiente para hacer que sea la más grande. Pero quizá el hecho de que siempre se la recuerde, pese a haber conquistado un único título, le dé mayor trascendencia.
En la final disputada en el estadio Azteca de la ciudad de México, Brasil deslumbró y bailó a ritmo de samba una memorable victoria por 4-1 contra Italia. Jairzinho se convirtió en el único jugador que ha marcado en todos los encuentros de un Mundial.
De lo que no hay duda es de que México fue el mejor Mundial de todos los disputados hasta la fecha. No sólo por todos los motivos explicados anteriormente, por si no fueran pocos. Además, fue el Mundial que supuso la consolidación de Beckenbauer –y su imagen épica jugando lesionado en semifinales con el brazo en cabestrillo–; fue el más limpio de todos: no hubo ningún expulsado en todo su desarrollo; y congregó a estrellas eternas, más allá de las mencionadas como los brasileños o Beckenbauer: Bobby Charlton, Gerd Muller, Gianni Rivera... Pero no hay duda, sólo el Mundial de México pudo dar cabida a la mejor selección de todos los tiempos, el partido más emocionante de todos los Mundiales, la parada más espectacular de todos los mundiales, encumbró a la mayor leyenda del fútbol y, por si fuera poco, dio lugar a una guerra. Casi nada.