Maracaná: el sueño en la cabeza de todos
El estadio en el que se jugará la final del Mundial es, quizá, el estadio de futbol más venerado del mundo.
Mítico, catedral, un templo; Maracaná es la visita a La Meca. Dicen que es el mayor recinto futbolístico del orbe. La eterna lágrima hecha roca del Brasil del 50. Para el mundo es el estadio Maracaná, para el íntimo un reconocimiento seco a Mario Filho. Una mole de otro planeta, al menos por cómo le miran locales y extraños desde lejos, con historias que sólo cuenta el abuelo.
De recuerdos endulzados para los chilenos que eran jóvenes en aquel marzo de 1973, no por la roja, sino por Colo Colo, campeón de Libertadores en el máximo escenario futbolístico del cono sur.
Dicen que el futbol volvió a casa en esta Copa del Mundo de 2014, dicen que Brasil es el único lugar donde el balón nunca para, quizá por eso Hispanoamérica pasa lista casi completa cuando se forma para escoger la mejor fotografía de cara a los cuartos de final de la Copa.
Perú, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Chile, México, Argentina, hasta España, todos reconocen la magia que encierra el recinto. Es una atracción que no termina con la fotografía del celular, ni en la red social, es una experiencia más sensorial.
Lo dice el seguidor con la playera peruana: “Sí, el Maracaná es algo sagrado para mí que conozco, nunca había venido, y no podías venir a Río, y dejar de venir”.
Y ni hablar de la afición de la aún campeona: España. Uno que otro español deambula por el rededor. Quiere llevarse un pedazo de estadio, aunque sea una imagen, sin importar que su España se fuera temprano, sin que le importe que hace un año Brasil barriera a la Furia en el césped sagrado del futbol brasileño.
Por eso no escatima en el calificativo: “Se supone que es el mejor estadio del mundo, donde más historia hay. Estamos con muchas ganas de venir al partido de Alemania contra Francia, aunque España ya esté eliminada”.
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