Luis Suárez, un arquitecto dorado (Especial)
Un emblema del futbol español está de fiesta, al celebrar su cumpleaños número 79.
Un emblema del futbol español está de fiesta, al celebrar su cumpleaños número 79. Empezó jugando con un balón de trapo en las calles de La Coruña en plena postguerra española. Sus compañeros se lo rifaban para tenerlo en su equipo en las “pachangas” de barrio. El Deportivo de la Coruña se fijó muy pronto en Luisito y con 17 años debutaba en Primera División con el equipo herculino. A pesar de su juventud ya destilaba el temple y la elegancia que le caracterizaron toda su vida. Se trata de Luis Suárez Miramontes.
En 1954, el FC Barcelona se hizo con los servicios de aquel interior izquierdo veloz, de técnica deslumbrante, con visión de juego y asombrosa capacidad goleadora. Allí, Luis Suárez coincidió con Helenio Herrera, un entrenador que sería clave en su carrera.
Jugó durante siete temporadas en el Barça y ganó dos Ligas, dos Copas y dos Copa de Ferias. Se le quedó un asunto pendiente. Su último partido con la camiseta azulgrana fue la Final de la Copa de Europa de 1961 en Berna donde el equipo catalán cayó por 3-2.
"Fue la nota negativa de mi paso por el Barcelona. Siempre digo que de todas las finales que he jugado es la única que he perdido y, sin embargo, por cómo se desarrolló el partido era la que tenía que haber ganado. Se me quedó esa espinita", confesaba hace unos años Luis Suárez a FIFA.com.
El gallego jugó aquel partido con la conciencia de que sería el último con el Barça. Herrera, ya entonces entrenador del Inter de Milán, había pedido su fichaje, y el equipo italiano realizó un deslumbrante desembolso económico: 25 millones de pesetas (unos 204.000 euros), récord para la época, cinco días antes de la desgraciada final. Tras la marcha del volante, el Barcelona tardaría otros 14 años en ganar una liga. Fue con la llegada de Johann Cruyff...
Il Grande Inter
Fiel a la naturaleza emigrante del gallego, Suárez fue uno de los primeros futbolistas españoles que buscó la gloria fuera de las fronteras. Hizo las Américas, pero en Italia. En su maleta llevaba ya el Balón de Oro que ganó en 1960. Es todavía el único jugador español que puede presumir de tal distinción.
“Ha habido muchos jugadores españoles que se han merecido ese premio. Pero depende mucho del momento que te toque vivir; tienes que tener la suerte de que otro gran jugador coetáneo no rinda tanto como tú. Ha habido grandísimos jugadores que nunca han levantado ese trofeo”, explicaba. Pero también reconocía: “Haberlo ganado en una época en la que había jugadores tan grandes como Di Stefano o Puskás, pues es muy bonito”.
Paradójicamente para un volante goleador, Luis Suárez se hizo aún más grande de la mano del inventor del “catenaccio”. Tuvo que adaptar su juego, acostumbrando a la búsqueda trepidante del gol, para hacerse a un fútbol italiano que buscaba, principalmente, no perder.
“Se jugaba primero a no encajar goles y yo venía de otra mentalidad. En el Barcelona jugaba de centrocampista que hacía muchos goles. Me tuve que adaptar a la nueva situación por el bien del equipo y para conseguir títulos", reconocía.
Pero le sobraba talento para adaptarse y mucho más. Siguió ganando como director de orquesta de ‘Il Grande Inter’, junto a estrellas tales como Mario Corso, Giacinto Facchetti, Sandro Mazzola, Tarcisio Burgnich, Jair, Aristid Guarneri, Angelo Domenghini y el gran capitán Armando Picchi. En sus nueve temporadas en el club, levantó tres Scudetti, dos Copas de Europa y dos Copas Intercontinentales. Y siguió siendo candidato al prestigioso Balón de Oro. Fue segundo en 1961 y 1964, y tercero en 1965.
Mientras se convertía en leyenda con la “máquina neroazzurra”, también hacía historia con la “Furia Roja”, como capitán de un grupo legendario. “Iríbar; Rivilla, Calleja, Zoco, Olivella; Fusté, Amancio, Marcelino, Pereda; Suárez y Lapetra”. Esos once hombres conquistaron el primer título de la selección española: la Eurocopa de 1964 ante la URSS. 32 partidos y 13 goles con el equipo nacional con el que disputó dos Copas Mundiales de la FIFA: la de Chile 1962 y la de Inglaterra 1966. Pero esas son otras asignaturas pendientes...
‘El Arquitecto’, como le bautizó don Alfredo Di Stefano por su destreza y visión de juego, dejó el Inter en 1970 y vivió sus últimos tres años de futbolista en el Sampdoria.
Después de colgar las botas, siguió ligado al fútbol como entrenador. Pero como él mismo reconoció entre risas: "No me fue muy allá como técnico, me fue mejor como jugador". Se sentó, entre otros, en el banquillo del Inter, Depor, Cagliari, y la selección española, a la que dirigió en la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990. España cayó en octavos en la prórroga ante Yugoslavia.