La última locura de Bielsa
Marsella amaneció este domingo dividida entre la cólera de quienes se sienten traicionados por Marcelo Bielsa, el entrenador adulado que anoche, de forma abrupta, abandonó el Olympique, y aquellos obnubilados por el genio del técnico de Rosario al que buscaban excusas a la nueva locura del "loco".
Nada hacía presagiar lo que sucedió minutos después de la derrota ante el Caen, momento en el que el atípico entrenador comunicó que abandonaba la entidad por la pérdida de confianza en sus dirigentes.
Bielsa compareció el pasado jueves ante la prensa por vez primera en la temporada y despejó las dudas que había sobre su continuidad. El entrenador, que había llegado un año antes a la segunda ciudad francesa, cobraba 19.000 euros al mes, el mínimo sindical para un entrenador, lo que le permitía romper en cualquier momento su contrato.
Para mantenerlo, el presidente, Vincent Labrune, le propuso un nuevo contrato hasta 2017 con un consecuente aumento de salario. Todos los términos estaban acordados entre las dos partes.
Pero el pasado miércoles, el director general cambió algunos términos del contrato. Bielsa afirmó que fue esa modificación la que motivó su dimisión.
"La confianza se había roto, así no puedo seguir trabajando", aseguró anoche el entrenador, que negó que la desavenencia sea económica y que tenga contactos para entrenar otros clubes o selecciones.
"Mi trabajo aquí ha terminado, vuelvo a mi país", se limitó a decir en su lacónica despedida.
Bielsa deja en Marsella un balance agridulce. Su juego vistoso, la franqueza de sus planteamientos, su método particular devolvieron la ilusión a los aficionados, que le convirtieron en un ídolo. Los "Bielsa no se va" escritos en castellano inundaron la ciudad este verano cuando parecía que podía abandonar el club.
Mucho más distante fue su relación con el club, que nunca pareció poner toda la confianza en el técnico de Rosario, permanentemente en tensión con sus dirigentes.
Finalmente, el "loco" puso fin a su aventura en Marsella, que duró 14 meses, que tuvo roces con la directiva, un idilio con la grada y un resultado deportivo modesto.