Cruzan los dedos en Rusia para ahuyentar boicots y críticas
Putin garantiza seguridad y no discriminación
Rusia cruzó los dedos para que los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi sean exclusivamente una fiesta del deporte y se pueda ahuyentar a los fantasmas del boicot político y las críticas de homofobia enarboladas por Occidente.
A pocas horas para que comience la ceremonia de inauguración, la atención no está centrada en el deporte, sino en la ley aprobada en Rusia contra la propaganda homosexual, que ha llevado a muchos activistas a pedir el boicot de los Juegos de Sochi.
El presidente ruso, Vladimir Putin ha dedicado esfuerzos durante las últimas semanas a garantizar al COI y a la comunidad internacional que en Sochi está todo bajo control y que no hay nada que temer, ni desde el punto de vista de la seguridad ni desde el de la discriminación de las minorías.
Algunos deportistas occidentales homosexuales expresaron su temor a la discriminación durante su estancia en territorio ruso mientras que otros están dispuestos a escenificar su apoyo a las minorías sexuales.
El presidente del comité organizador, Dmitri Chernishenko, tranquilizó a los deportistas al asegurar que no habrá sanciones para aquellos que porten accesorios con el arcoíris.
En cuanto a la seguridad de los Juegos, amenazados por la guerrilla islamista del Cáucaso, está garantizada con decenas de miles de policías, buques de guerra, drones y baterías antiaéreas.
La organización de Sochi 2014 se ha visto salpicada por escándalos y, finalmente, el coste se ha disparado desde los 12 mil millones de dólares iniciales a los 50 mil millones, en comparación con los anteriores Juegos de Invierno organizados en Vancouver que costaron 8 mil 300 millones de dólares o los de Pekín 2008 que costaron 42 mil millones.