(Opinión) Cero Tolerancia
No tengo duda que el pasado 29 de abril Donald Sterling, dueño de los Ángeles Clippers, despertó con la pregunta “¿A quién mate?”
No tengo duda que el pasado 29 de abril Donald Sterling, dueño de los Ángeles Clippers, despertó con la pregunta “¿A quién mate?”, luego de la severa, y algunos dirían, hasta exagerada sanción del comisionado Adam Silver.
El apenas nuevo comisionado Silver se encontró en su escritorio con la difícil decisión de que decir y cómo actuar ante comentarios racistas de uno de los dueños de la NBA, pero sobre todo, como reaccionar ante la indignación de todo un país.
Envalentonado al saber que tendría a la opinión pública de su lado, o no, Silver sentó precedentes para que no vuelva ocurrir jamás, o al menos en muchos años, o al menos se lo piense más de dos veces antes de hablar.
Que Donald Sterling hizo mal, nadie lo puede negar, pero a mí nadie me quita de la cabeza que será despojado de su equipo, desterrado de la NBA y tendrá que pagar 2.5 millones de dólares por una conversación privada con su novia.
¿Se ha perdido toda privacidad? ¿Debemos tener cuidado que decimos hasta en ambientes personales? ¿Tiene la NBA poder para meterse en la privacidad de un dueño y además sancionar? Si la declaración hubiera sido publica, que todo el peso de la ley caiga sobre él, pero “¿la ropa sucia se lava en casa?”, ¿las majaderías que diga en su casa, no las debe corregir su mamá?
Repito, sin afán de justificar una pésima acción de Sterling ¿de verdad el señor será racista? En un equipo donde su coach y figuras son de piel negra ¿de verdad? Su novia es de ascendencia afroamericana y mexicana, todo lo anterior me hace pensar si no se está maximizando una conversación privada.
El tema de “conversación privada” también me hace pensar, que “alguien” quería hacer daño al dueño de los Clippers, no resulta normal que todos los días se publique la privacidad de los millonarios en portales de internet. Por lo pronto si existe ese “alguien”, diez cerrado para él, ni en el mejor de sus planes pudo funcionar tan bien.
Todo esto al margen que el mensaje es claro: en el basquetbol y en el deporte no es bienvenido ni se tolerará en absoluto, ningún tipo de discriminación y eso sí se le aplaude a Adam Silver.
Sterling abogado de formación y profesión seguramente no se quedará con los brazos cruzados, indudablemente este episodio, es sólo el primer capítulo de una novela que no terminará aquí.