Brasil se llevó el Superclásico de las Américas
Venció 2-0 a la Albiceleste en China.
El Superclásico de las Américas, jugado por primera vez en Asia, se saldó este sábado en el Estadio Olímpico de Pekín con una victoria de Brasil ante Argentina, que, pese a que tuvo más el balón y gozó de más ocasiones de gol, falló en defensa y no supo parar la letal contra de La Canarinha.
Mucho se temía por la salud de los futbolistas y la vistosidad del juego a consecuencia del "smog" que a lo largo de toda la semana ha afectado a Pekín, pero espectadores y jugadores tuvieron suerte: apenas una hora antes de que se iniciara el partido, el viento ahuyentó la contaminación del Nido de Pájaro.
Pese a ello, el estadio, con capacidad para 90.000 espectadores, no se llenó, aunque los aficionados presentes fueron suficientes para que el Superclásico de las Américas viviera un ambiente digno de partido oficial, dado que Pekín no está acostumbrada a encuentros de tal nivel.
El partido comenzó con un buen susto para Brasil, ya que tras el saque inicial un pase largo a Agüero casi acaba en gol, sólo evitado por la falta de acierto final del delantero.
A ello siguieron varios minutos de control albiceleste, como había vaticinado en la víspera el seleccionador argentino, Gerardo "Tata" Martino. Brasil dejo la posesión a Argentina y de ello se aprovecharon Messi y Di María para crear peligro ante la portería rival.
Brasil continuó ausente, por lo que Argentina se fue acercando cada vez más a la puerta contraria, hasta el punto de que el árbitro chino Fan Qi no pitó un posible penalti contra Agüero, y pocos minutos después el delantero del Manchester City falló otra clarísima ocasión tras una buena combinación de Messi y Zabaleta.
Al dominio inicial de los argentinos siguió una fase algo más especulativa, con más juego en el medio campo y menos ocasiones, aunque Argentina lo siguió intentando en las inmediaciones del área brasileña.
Las mejores ocasiones de gol las tuvieron Messi en un saque de falta y Di María, que lanzó un potente disparo que rozó una escuadra. Agüero también probó a distancia, pero la mayoría de sus disparos fueron demasiado altos.
La neutralización del juego de los albicelestes se consiguió, al más puro estilo Dunga, con faltas de aguerridos defensas como David Luiz, quien no tardó en ver la tarjeta amarilla por una dura entrada a Pereyra.
Ante al asedio, Brasil, que pese al fiasco del Mundial sigue teniendo galones, fue apoderándose del balón cuando el encuentro rozaba la media hora y, casi sin ruido, logró el primer gol del Superclásico con un cabezazo de Diego Tardelli, una de las más recientes incorporaciones al equipo de Dunga.
Tardelli (llamado así por la admiración de su padre al internacional italiano campeón del mundo en España 82) se aprovechó de un garrafal error de la zaga argentina. Macherano y Fernández no se entendieron y dejaron que el delantero del Atletico Mineiro marcara sin apenas oposición.
Crecida, y cada vez mas sólida atrás pese a que la posesión siguiera en manos argentinas, Brasil aún tuvo otra clarísima ocasión cuando Neymar, tras un autopase y una gran carrera en el área rival, quedó solo ante Romero, pero no supo rematar con acierto.
Rozando el descanso, llegó una de las jugadas que marcó el partido, cuando el colegiado pitó un penalti favorable a Argentina por mano de Danilo. Messi, estrella y capitán del equipo, falló la pena máxima, ya que su disparo, a la izquierda pero poco escorado, fue fácilmente atajado por Jefferson.
La segunda parte comenzó igual de animada, con más posesión para Argentina pero mayor peligro de Brasil, que con las cabalgadas de Neymar y algún intento de Óscar pudo volver a perforar la meta de Romero.
Sin embargo, fue Tardelli otra vez, ya convertido en inesperado héroe del Superclásico, el encargado de sentenciar el duelo, tras un saque de esquina de David Luiz, con un potente disparo contra el que Romero nada pudo hacer.
Con poco fútbol, como en la era Scolari, pero con una buena estrategia defensiva, Brasil ya era dueña del partido y a Argentina sólo le quedaba abrirse más, a la desesperada, para encontrar alguna genialidad de Di María o Messi, que en el duelo de estrellas del Barcelona perdió ante un Neymar mucho más peligroso.
En un partido que ya en los últimos compases andaba muy trabado, la gran alegría para la afición china llegó cuando salió al campo Kaká, uno de los jugadores internacionales más populares en el gigante asiático.
La ovación durante su entrada fue la mayor del partido y coincidió, por cierto, con la incursión de un joven espontáneo que fue expulsado de mala manera por la organización.
Poco quedaba ya sin embargo de partido. Argentina se estrellaba una y otra vez en los sólidos zagueros brasileños y el duelo terminó incluso con una clara ocasión de Neymar, que a punto estuvo de dar el tercer tanto a los de Dunga.
El amistoso entre las dos grandes selecciones suramericanas finalizó así, dando a Brasil una muy necesitada inyección de moral pero al mismo tiempo dejando a la nueva Argentina con muchas dudas, pese al gran debut de septiembre en Alemania, cuando se impuso por 2-4 a los campeones del mundo en su casa.