Bolt y Schippers reinan en un Mundial de roles cambiados
Los Mundiales de Pekín han vuelto a coronar al jamaicano Usain Bolt como rey indiscutible del atletismo con su quinto triplete de oros en grandes citas y vio el ascenso al trono de la holandesa Dafne Schippers, ganadora en 200 y plata en 100, la primer monarca de raza blanca en mucho tiempo.
En un campeonato de roles cambiados en el que atletas blancos han ganado pruebas de velocidad y jamaicanos y kenianos han conseguido medallas en concursos, reflejo del nuevo tiempo que llega, Bolt ha sido la constante que reconcilia pasado y presente.
Tenía mucho de simbolismo la participación del astro jamaicano en Pekín, que suponía su regreso a ‘El Nido’, el estadio donde arrancó su leyenda en los ya lejanos Juegos Olímpicos de 2008.
Si el reino de Bolt está en la velocidad, el británico Mo Farah va camino de imponer una dictadura en el fondo, porque su cuarto doblete consecutivo 5.000-10.000 en cuatro años (Londres 12, Moscú 13, Zúrich 14 y Pekín 15) ha dejado desmoralizada a su oposición africana.
A Farah, un atleta que nació en Somalia, entrena en Estados Unidos y corre para Gran Bretaña, le dio igual que en el 10.000 los kenianos se relevaran para intentar asfixiarle o que en el 5.000 le dejaran el peso de la carrera y le atacaran al final. Ganó ambas y ya suma cinco oros mundialistas.
Pekín también ha coronado a la nueva reina del atletismo: se llama Dafne Schippers y es una antigua atleta de heptatlón (bronce en Moscú 2013) evolucionada a velocista.
Schippers salió de los Europeos de Zúrich del año pasado convertida en la "gran esperanza blanca" y el Mundial de Pekín, con caribeñas y estadounidenses en liza, la ha confirmado como una realidad.
Paradójicamente, mientras corredores blancos ganaban carreras que parecían reservados a los negros, otros atletas de color brillaban en concursos habitualmente dominadas por europeos, como el keniano Julius Yego, oro en jabalina, o el jamaicano O'Dayne Richards, bronce en peso.
Yego sorprendió con un lanzamiento de 92,72 metros, el mejor en 14 años, como también lo hizo su compatriota Nicholas Bett, que se hizo con el primer Oro Mundial de Kenia en 400 vallas y evidenció la cada vez mayor diversificación de la potencia del fondo.
Con esos nuevos roles, Kenia se aupó al liderato de un medallero en el que destaca la caída a la novena posición de Rusia, que lo encabezó hace dos años en Moscú, tras dejar en casa a buena parte de sus mejores atletas por las sospechas de dopaje.