Arqueros improvisados (Especial)
¿Qué tienen en común Pelé, Agustín Pelletieri, John O’Shea y Jan Koller? descúbrelo en esta nota.
Un equipo de fútbol se compone de once jugadores: diez futbolistas de campo y un guardameta. Las reglas no encierran mayor misterio, y cualquier aficionado las conoce de sobras. Ese mismo aficionado está acostumbrado a que durante un partido (o antes incluso) los jugadores cambien de demarcación por motivos tácticos. Buen ejemplo de ello es Philipp Lahm, el capitán de la selección alemana, brillante lateral izquierdo y derecho, que esta temporada deslumbra también como mediocampista de contención.
Pero, en ocasiones, un jugador cambia de camiseta durante el partido para ponerse a defender su propia meta; las historias que se ocultan tras esta circunstancia suelen ser curiosas e interesantes, cuando no increíbles. Casi todas tienen un punto de partida común: una lesión impide seguir jugando al portero titular, o bien éste ha sido expulsado. A esto se añade que no sea posible efectuar más cambios, o que no haya sustituto en el banquillo.
Empecemos por uno de los futbolistas más famosos de la historia, una auténtica leyenda brasileña: Pelé. En 1963 sustituyó durante cinco minutos en la portería al expulsado Gylmar en el partido que enfrentaba a su equipo, el FC Santos, contra el Grêmio; un partido, por cierto, en el que Pelé había marcado ya tres goles. "Se puso una camiseta negra de manga larga y se lució con unas cuantas paradas extraordinarias. Al final consiguió defender el marcador. Era un buen portero: ágil, parecía que podía volar", así lo alabó tras el partido su compañero Pepe, autor del cuarto gol en la victoria final por 4-3.
Otro que se vio metido en un brete semejante fue Niall Quinn en abril de 1991. También él puso por delante en el marcador al Manchester City frente al Derby County, para luego enfundarse los guantes antes incluso del descanso, cuando Tony Coton, el portero de su equipo, tuvo que abandonar el campo. Cuando se reanudó el juego, atajó un penal y contribuyó decisivamente a la victoria final por 2-1 con varias actuaciones de mérito.
Arqueros improvisados... y salvadores
Felipe Melo salvó en 2012 un 1-0 para el Galatasaray de Estambul al detener un penal en el tiempo añadido al partido contra el Elazigispor. Fernando Muslera, el portero titular, había sido expulsado previamente por una roja directa. El centrocampista de Racing de Avellaneda Agustín Pelletieri tuvo también que ponerse bajo palos después de la expulsión del portero, y paró una pena máxima frente a San Martín de San Juan en la victoria de los suyos por 3-1. "No había jugado nunca de portero. Como mucho en algún entrenamiento, en plan de broma. ¿Un héroe, yo? ¿Ni mucho menos!"
Puede que parar un penal impresione a muchos, pero seguramente no a Gaúcho. En un partido de la Copa União, del delantero sustituyó en el arco al meta Armelino Donizete Quagliato "Zetti" y poco después atajó dos lanzamientos en la tanda de penales... desprovisto de guantes. Él mismo transformó un penal y permitió al Palmeiras imponerse al Flamengo de Zico.
John O’Shea se ganó incluso un nuevo apodo en una situación parecida. En 2007, el Manchester United disputaba un partido de liga con el Tottenham Hotspur. Su equipo ya había agotado los cambios cuando Edwin van der Sar, su portero, se fracturó la nariz. El defensa irlandés ocupó su lugar en la puerta y ofreció todo un recital.
"Me siento muy orgulloso", declaró O’Shea tras el partido, antes de añadir entre risas: "En el vestuario le he preguntado a Edwin si cobra una bonificación por mantener la puerta a cero, porque creo que me merezco la mitad". Su entrenador, Alex Ferguson, lo bautizó entonces como "The cat" ('el gato'): "Como entrenador no he visto nunca una cosa igual. Sí, pasó una vez cuando yo era jugador, y me tocó a mí ponerme de portero. Perdimos por 4-0, pero hice un par de buenas paradas".
A menudo, estas aventuras entre los palos tienen un doloroso motivo: en octubre de 2006, durante el partido entre el FC Chelsea y el FC Reading de la Premier League, Petr Cech tuvo que ser sustituido por lesión en el primer minuto (desde entonces juega con una chichonera en la cabeza). Lo sustituyó Carlo Cudicini, quien abandonó el campo en el tiempo de descuento, también lesionado. John Terry, capitán del Chelsea, asumió la responsabilidad e hizo posible que su equipo mantuviera la ventaja hasta el final (1-0), si bien es cierto que no tuvo que emplearse a fondo.
Habrá quienes piensen que perder a dos porteros en un mismo encuentro es algo que sólo pasa una vez en la vida, pero se equivocan. En septiembre de 1999, en el partido de la Bundesliga contra el Eintracht de Fráncfort, el Bayern de Múnich perdió en un plazo de siete minutos a sus dos guardametas, Oliver Kahn (conmoción cerebral) y Bernd Dreher (rotura de ligamento cruzado). Con un 0-1 en el marcador, el centrocampista Michael Tarnat se mostró dispuesto a defender la portería de su equipo.
"Ya había jugado de portero, pero en infantiles", reveló más tarde el 19 veces internacional alemán. "Al principio estaba muy nervioso. Si el Eintracht hubiese chutado más a puerta, me habrían puesto muy rápido en evidencia". Finalmente, los muniqueses se impusieron por 2-1.
El Bayern ha vivido también la situación inversa, es decir, enfrentarse a un equipo cuya meta estaba defendida por un jugador de campo. El altísimo delantero del Borussia Dortmund Jan Koller se mostró intratable durante los 20 minutos en los que sustituyó a su compañero, el expulsado Jens Lehmann (para entonces, el Borussia había agotado todos los cambios). Koller se enfundó la camiseta de Lehmann y procedió a jugar uno de los mejores partidos que un futbolista de campo reconvertido en portero haya disputado jamás en la Bundesliga. La revista deportiva Kicker incluyó al checo en el once estelar de la semana... ¡en el puesto de guardameta!
Arqueros improvisados... que no evitaron el desastre
Los aficionados del Newcastle United no deben de guardar tan buen recuerdo del partido que los enfrentó al West Ham United en abril de 1986. El portero titular de las Urracas, Martin Thomas, no había sido convocado, y su sustituto David McKellar tuvo que quedarse en el vestuario tras el descanso a causa de una lesión de cadera. El centrocampista Chris Hedworth se puso los guantes, cedió un gol y poco después se rompió la clavícula. El extremo Peter Beardsley se atrevió entonces a ponerse entre los palos, pero no pudo evitar el 8-1 final. Un detalle curioso: Alvin Martin marcó tres goles en el partido, uno contra cada uno de los porteros que tuvo enfrente.
Alain Giresse, leyenda del fútbol francés, nos brinda otro gran ejemplo de cómo ocupar una demarcación ajena puede convertirse en un pequeño desastre. En mayo de 1982, a falta de una jornada para el final el campeonato de liga, el Girondins de Burdeos perdió a su meta titular por sanción, y Claude Bez, presidente del club, nombró portero al capitán del equipo.
"Me dijo: eres el capitán, ponte en la portería", cuenta el menudo internacional francés (1,63 m). "Me entraban ganas de salir corriendo cada vez que intentaba jugar el balón con las manos". Tras recibir cinco goles en una hora, a Giresse lo sustituyó en la portería otro jugador de campo, Marius Trésor (resultado final: 0-6).