A dos años de tocar la gloria en Londres 2012

Juan Carlos Campos, Claro Sports México 11-08-2014 15:14

Una generación dorada rompió con los estigmas y superó todas las expectativas para tocar el olimpo en los Juegos Olímpicos.

Londres resultó la tierra prometida y Luis Fernando Tena el pastor que guio al Tricolor al máximo logro a nivel de selecciones. Parece que fue ayer, aquel 11 de agosto de 2012, cuando México se paralizaba para durante 90 minutos, donde las emociones de todo un pueblo pasaron por la euforia, el dramas y al final alcanzaba el éxtasis al superar al Brasil de Neymar en la Final de los Juegos Olímpicos por 2-1.

“Hemos aprendido a mostrar la mejor faceta de México y a creer que es posible ganar. Y eso es lo que pasó”, decía el entrenador Luis Fernando Tena hace exactamente dos años en el Estadio de Wembley

Aquella mítica fecha, México le arrebató el único trofeo que le falta a las vitrinas del futbol brasileño con una exhibición plena de futbol, encaminada desde el minuto uno con el gol tempranero de Oribe Peralta, mismo que coronó un torneo perfecto.

Ya en el segundo tiempo, el mismo “Cepillo” sacó un cabezazo incontestable tras un gran servicio de Marco Fabián de la Mora que hizo estallar México y Wembley. Pero toda hazaña épica tiene su dosis de drama y al final, Hulk acercó a Brasil, gol que hizo reaccionar al rival herido y poner a la afición tricolor al borde del infarto cuando Óscar tuvo un remate que pudo haber significado el empate en el último suspiro del partido, sin embargo el esférico se fue desviado y México se alzó con el oro.

Dos años después, los claroscuros de los seleccionados que conquistaron la presea aurea son grandes, ya que jugadores como Héctor Herrera, Diego Reyes, Javier Aquino, Giovani dos Santos, Héctor Moreno y ahora Raúl Jiménez se catapultaron o consolidaron en el balompié del viejo continente.

Mientras jugadores Jesús Corona, Marco Fabián, Carlos Salcido, Israel Jiménez, Darvin Chávez, Jorge Enríquez, Nestor Vidrio y Néstor Araujo han tomado una camino de irregularidad, un tanto por la baja de juego, otro poco por las lesiones y un tanto más por esa fama que terminó por pegarles duro en el ego.