Traductora de ley indígena gana premio en Chihuahua
Elia Soledad Pérez trabaja con la comunidad tarahumara.
Unos cuantos años fueron suficientes para que Elia Soledad Pérez Espino conociera la realidad que vive la mujer de la zona tarahumara, y que era la suya propia.
Bajo el cobijo del Consejo de Fomento Educativo (Conafe) y formada como líder educativo, primero fue capacitadora y asistente, después trabajó en comunidades indígenas.
Conviviendo con las niñas que asistían a los cursos en la población de Requeachi, Chihuahua, pronto decidió trascender la docencia, más allá del programa educativo que tenía que cubrir, pero sin dejar su trabajo en Conafe, formando líderes educativos en cursos intensivos.
Estas y otras acciones en favor de la comunidad la hicieron acreedora al reconocimiento a la Chihuahuense Destacada 2015, “Guadalupe Sánchez de Araiza”, que otorga el Congreso de Chihuahua, en el que se reconoce a mujeres que hayan llevado en alto el nombre del estado, en varias categorías.
El “Guadalupe Sánchez de Araiza” se otorga a quien haya realizado trabajo en los campos de obras asistenciales y a favor de la comunidad, requisito que Elia respalda con sus actividades de varios años.
Por ahora, la galardonada trabaja con 25 niños de preprimaria, primaria y secundaria de la comunidad tarahumara, aunque para participar en el concurso “puse de todo: mi recorrido como líder educativa y mi trabajo frente a grupo; capacitadora realizando visitas de campo para ver el desempeño de los niños”.
Asimismo, contó su trabajo como asistente educativa en la que ayuda a las necesidades que requieren los líderes educativos (documentos, problemática en general), y mi formación porque en mayo próximo terminaré mis estudios como licenciada en Educación Primaria en población indígena, en la Universidad Pedagógica Nacional, en Huachochi.
Su trabajo en comunidad destaca porque se desempeña en comunidades indígenas de otra hablan. Allí, comenta, los niños reciben desayunos –fríos y calientes- del DIF Chihuahua; ya tienen aulas nuevas, mobiliario, útiles. “Los niños tienen más entusiasmo en la escuela nueva, por mobiliario, con docentes que hablan su lengua”.
Además, dice, su entorno cambia, porque trabajan también con los padres de familia, porque los niños tienen necesidades más especializadas (en lectura en la primaria). “Se trabaja con niños a quienes se dificulta entender muchas cosas, además que la mayoría de niños indígenas son reservados”.
Por ahora, Elia Soledad, casada y con una hija de seis años, está formulando un esquema para el rescate de lenguas, traducir todos los materiales para “que los niños no se queden rezagados”. La meta es entregarlo para su uso en el ciclo escolar 2015-2016, en educación indígena y migrante.
Es llevar los contenidos nacionales a la lengua raramuri, porque un texto no se traduce palabra por palabra. “Es una propuesta pedagógica consistente en enseñarle a los niños el contenido nacional de las políticas y encontrar la relación con un contenido local para que ellos vean en realidad que los contenidos nacionales, ellos los viven a diario en sus comunidades”.
Asimismo, Elia Soledad trabaja actualmente en la traducción de las leyes de los pueblos indígenas, destinado a comunidades de pueblos indígenas de Chihuahua, en los temas de derechos de los niños; derechos de las mujeres; temas de salud, porque “es difícil dar a conocer esos temas, sobre todo a la hora de sensibilizar a los hombres. Es difícil”.
Mientras, está en el octavo semestre de la licenciatura y ya termina en mayo próximo, cuando decidirá a qué comunidad regresará a trabajar. No sabe cuál, lo que sí tiene claro es que será una comunidad indígena. “Ayudar a los indígenas que son parte mía; que más personas sobresalgan con mi ayuda”.
El total de población indígena en el país es de 15.7 millones y de ellos 6.6 millones hablan alguna lengua indígena.