Comunidad purépecha elabora piñatas para EU
Este tradicional producto cuesta entre cinco y 20 dólares en el país vecino.
¿Cuánto cuesta esa piñata? Pregunta el marchante en cualquier dulcería y la respuesta del dependiente es entre 50 y 120 pesos, si es en México; en Estados Unidos, ese mismo producto cuesta entre cinco y 20 dólares.
Detrás de cada piñata hay una historia, en el caso de las piñatas de exportación elaboradas por la comunidad purépecha en Playas de Rosarito es que el pago por cada pieza, todas ellas elaboradas de manera artesanal una por una, es por debajo de los 10 pesos.
Genaro Campos Silvestre es uno de los patriarcas de la comunidad purépecha en Playas de Rosarito y junto con su familia, integrada por siete miembros, subsiste con la elaboración de piñatas, desde que llegó a estas tierras hace poco más de 30 años.
Con 66 años de edad, Genaro añora sus años mozos en su natal Janitzio, cuando la pesca en las aguas que circundaban la isla daba para sostener a sus habitantes, hasta que llegó a Playas de Rosarito en busca del sustento diario que en su tierra escaseó.
Para Genaro es importante mantener sus raíces, por eso de vez en cuando, pero sobre todo en las fiestas purépechas, busca deleitarse con las corundas y el caldito de res, del pulque, prefiere no hablar, pues tendría que hacerlo en Janitzio. De cualquier forma, como comunidad purépecha, hay muchos paisanos que los apoyan, de tal forma que han impulsado la construcción de dos escuelas primarias y empujan para que las autoridades educativas construyan una secundaria y una preparatoria.
De la universidad, ni hablar, Genaro menciona que es raro que los purépechas acudan a los planteles educativos de este nivel, pues como ocurre en su tierra, tienen que emigrar a las ciudades grandes, aunque en este caso, Tijuana esté a sólo 30 kilómetros. Pero no desvía el tema de las piñatas, pues considera que se pueden hacer muchas cosas, entre ellas, insistir con las autoridades de los tres niveles de gobierno para que gestionen un lugar en Estados Unidos donde puedan vender sus piñatas.
Y es que pone como ejemplo que para que les quede el sustento, tienen que satisfacer pedidos diarios o por lo menos cada tercer día, de 52 piñatas, por las cuales reciben un pago de 60 dólares, pero de ese total les descuentan 14 dólares para pagar el material. Esto es, el mismo comprador de piñatas es su proveedor de materia prima, y tiene que ser así, pues si elaboran las piñatas con otro tipo de materiales, sencillamente el comprador no las lleva: debe de ser con materiales especiales que el comprador provee.
De ahí su constante intento por conseguir la gestión para crear un mercado en cualquier lugar de Estados Unidos, si es en Los Ángeles, California, mucho mejor, pues es el mejor lugar para vender sus productos. Aunque reconoce la dificultad de lograr esta plaza en territorio estadounidense, Genaro y los demás purépechas insisten, pues la competencia es cada día más grande y amenaza con dejarlos sin el sustento diario.
Y es que Genaro no quiere ni pensar que será de la comunidad purépecha si se deja de exportar piñatas, pues aunque la mayoría de los michoacanos que residen en Playas de Rosarito saben de pesca, en estas tierras poca es la actividad que se tiene en este sector. Mientras prosperan les gestiones, Genaro y la comunidad purépecha sigue fiel a sus tradiciones, celebrando el 30 de septiembre el día de San Jerónimo, el santo patrono, y el 3 de mayo el Día de la Santa Cruz, sin dejar de lado las fiestas del Carnaval.