La creación de la nueva Superliga ha creado un conflicto entre los jugadores y los equipos de futbol, pues la UEFA ya anunció restricciones en selecciones nacionales a los futbolistas que participen. En toda esta trama el aspecto monetario juega un papel importante.
Es por ello que, a continuación te presentaremos todo el negocio detrás de la nueva Superliga.
En primera instancia, el banco estadounidense JPMorgan anunció que financiará el controvertido proyecto europeo de futbol, respaldado por una docena de los clubes más ricos del continente.
Este proyecto de competición privada, lanzada por grandes clubes con el objetivo de suplantar a la prestigiosa Liga de Campeones, fue considerada como una declaración de guerra a la que la UEFA ha prometido responder excluyendo a los equipos disidentes y a sus jugadores.
¿Cuál es la propuesta económica de la Superliga?
La propuesta de la Superliga consiste en organizar una competición de 20 equipos, en que los 15 miembros fundadores tendrían su participación siempre garantizada, lo que les asegura los copiosos ingresos de derechos televisivos y patrocinio comercial.
Un fondo de 3.500 millones de euros (4.200 millones de dólares), respaldado por el banco de inversiones estadounidense JPMorgan, debe servir para apoyar la inversión en infraestructuras de los clubes fundadores y así compensar el impacto de la pandemia.
Los 12 clubes en cuestión, seis ingleses, tres españoles y tres italianos, planean seguir jugando en sus ligas nacionales y que la nueva Superliga europea sustituya su participación en la Liga de Campeones de la UEFA.
¿Superliga es por dinero o por mejorar la competición?
De los seis clubes disidentes que juegan actualmente en la Premier League, sólo el Tottenham, cuyo multimillonario patrón Joe Lewis reside en las Bahamas, es de propiedad británica.
El Manchester United está controlado por la familia Glazer, propietaria también de los Tampa Bay Buchaneers, campeones de la Superbowl, desde una controvertida adquisición en 2005.
El grupo deportivo Fenway, de John Henry, es dueño del Liverpool y de los Red Sox de Boston, y el multimillonario propietario del Arsenal, Stan Kroenke, controla los Rams de Los Ángeles y los Nuggets de Denver.
Los cuatro clubes se vieron perjudicados porque la Premier League inglesa optase sólo a cuatro plazas en la Liga de Campeones, conocida como Champions League, por lo que su participación en la Superliga planea acabar con la poca participación en una competencia internacional.
Sin embargo, la decisión tiene tanto que ver con la inversión como con la competencia.
Las potencias tradicionales de Europa, como el United, el Liverpool, el Barcelona y el Real Madrid, vieron socavada su posición dominante por la inversión de Abu Dhabi en el Manchester City y de Catar en el París Saint-Germain.
Incluso el Chelsea, gracias a la riqueza de su propietario ruso Roman Abramovich, ha dejado atrás a algunos de sus competidores en la carrera por los fichajes.
En su presentación, los clubes de la Superliga aseguraron que “la competición se construirá sobre una base financiera sostenible y todos los clubes fundadores se someterán a un marco de gastos”.