El Banco de México (Banxico) publicó las nuevas reglas para transferencias bancarias vía SPEI para los participantes en el sistema de pagos electrónicos, tales como bancos, casas de bolsa y otras entidades reguladas.
Con el propósito de continuar propiciando el buen funcionamiento de los sistemas de pagos, así como de promover el sano desarrollo del sistema financiero, Banxico publicó las nuevas reglas de operación del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) en las circulares 15/2022 y 16/2022, entre los cambios que se aplicaron se encuentran:
- La entrada en vigor de la circular, prevista para el 15 de diciembre, se extiende hasta el 19 de junio de 2023.
- Incremento en los límites para obligar a los participantes directos a conectarse directamente.
- Se crean mecanismos para el cambio de CLABES hasta ser participantes directos.
Con los cambios aplicados a las reglas, el Banco de México prevé que los participantes indirectos se puedan conectar al SPEI, siempre y cuando cumplan con los requisitos, como contar con más 500 mil clientes, recibir más de 3 millones de pesos en transferencias durante el año y que sus operaciones superen los 32 mil 400 millones de pesos.
¿Qué es y cómo funciona el SPEI?
El Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios es la infraestructura de pagos del Banxico que permite a sus participantes (bancos, casas de bolsa y otras entidades reguladas) enviar y recibir pagos entre sí para poder brindar a sus clientes finales el servicio de transferencias electrónicas en tiempo real.
El SPEI puede conceptualizarse como una tubería central a la que se conectan los participantes, sobre la cual, de manera segura, se cargan y abonan las cuentas de los participantes con el Banco de México para poder liquidar las operaciones entre participantes, ya sea que hayan sido enviadas por cuenta propia o por cuenta de sus clientes.
El cliente final (cuentahabiente) instruye desde su banca electrónica o aplicación móvil a su institución participante los pagos que desea realizar. Esto se hace siguiendo rigurosos controles de seguridad como contraseñas, elementos dinámicos (tokens) y pruebas de posesión de dispositivos (como mensajes a teléfonos móviles prerregistrados), entre otros.