Juan Francisco Torres Landa, secretario general de la fundación de México Unido Contra la Delincuencia e integrante de la Sociedad de Autoconsumo Responsable y Tolerante opina que, el debate en la Cámara de Diputados este miércoles muestra lo bueno, lo malo y lo feo de regular la marihuana.
“Estamos en un momento histórico, en cierta medida, porque estamos un paso adelante de quitar la prohibición que tanto daño ha hecho en el mundo, y sobre todo en nuestro país”.
Juan Francisco Torres Landa
Pero sobre todo, hay que resaltar que existen algunas deficiencias y temas que quedaron pendientes en esta iniciativa y que los legisladores debieron haber subsanado, señaló.
“Voy a ser puntual. La Corte impuso un plazo que se vence a finales de abril para que regularan en forma consistente con los derechos humanos previstos en la Constitución como la libre autodeterminación y el libre desarrollo de la personalidad en consistencia con ellos, han fallado porque siguen, lamentablemente, penalizando, sancionando penalmente varias de las conductas que deberían ser objeto de regulación sanitaria y menos uso de los instrumentos penales”.
Juan Francisco Torres Landa
Y es que, se generan espacios de prohibición, que son terreno óptimo para que la delincuencia organizada siga operando, ahí esta lo importante que debiera corregirse antes de que la iniciativa se convierta en ley, complementó.
Otro tema de regular la marihuana es que no se eliminan los delitos de cultivo para personas de extrema necesidad económica en áreas donde el país tiene un impacto muy importante en varias zonas geográficas.
“Deberíamos de utilizar esta legislación como una oportunidad histórica de convertir en lo que hoy es ilegal para pasarlo a una actividad regulada por el Estado”.
Juan Francisco Torres Landa
De ese modo sería el Estado quien ponga las reglas de cómo realizar dichas actividades.
“Nos guste o no nos guste, esto permitió que las reglas las aplique el crimen organizado”. El Estado debería establecer reglas de salud, ciencia y experiencia médica, así como “no criminalizar el consumo como no se hace con otras drogas donde el control es mucho más deficiente”.
Es un paso no completo que puede generar resultados no óptimos, añadió.
En la medida que se siga utilizando el sistema penal para sancionar consumo, transporte, distribución, esas conductas las regulara la delincuencia por un monopolio y rentabilidad económica, le reserva ese espacio, dijo.