La NASA dio a conocer este lunes que una montaña de Marte fue nombrada como el astrobiólogo mexicano Rafael Navarro quien falleció el pasado 28 de enero. Pero, ¿quién fue este científico mexicano?
¿Quién fue Rafael Navarro?
Rafael Navarro fue un químico y biólogo mexicano, nacido en la Ciudad de México el 25 de abril de 1959, es reconocido por su participación como coinvestigador en la misión del Rover Curiosity de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), encargado de buscar evidencia de vida en Marte.
Estudió biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde se convirtió en un estudiante modelo, por lo que obtuvo una beca para continuar su aprendizaje en el extranjero.
A fuerza de buenas notas y con una tesis sobre la química de la radiación que el Centro de Estudios Nucleares consideró tan meritoria, fue enviado a cursar un doctorado en Biología en la Universidad de Maryland-College Park, en el noreste de Estados Unidos.
Ahí trabajó con el científico Cyril Ponnamperuma, quien estudió en laboratorio las rocas lunares traídas por las misiones Apolo y participó en el diseño de las sondas Viking, que volaron a Marte, y las Voyager, que exploraron Júpiter.
Tras terminar su doctorado en 1989; Navarro retornó a México para incorporarse al Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.
Dos años más tarde volvió a Maryland, para especializarse en Química Cometaria y trabajar en la planeación de un centro de exobiología patrocinado por la NASA.
Pero 1991 científico regresó de nuevo a México, donde estableció en la UNAM el laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios; único en Latinoamérica, puede simular atmósferas primitivas de la Tierra o de otros planetas para luego someterlas a relámpagos, calor elevado y ondas de choque como las generadas por cometas y meteoritos.
“Se trata de producir e identificar compuestos esenciales para la aparición de la vida”, explicaba Navarro durante una entrevista.
Rafael Navarro y la NASA
En 1998, el doctor Christopher Mackay, de la NASA, invitó Rafael Navarro a estudiar cómo el clima frío, la atmósfera delgada y la actividad microbiana influyen en el crecimiento de los árboles en el Pico de Orizaba, a 4 mil 400 metros de altura, cuyos resultados podrían permitir planear una posible colonización del Planeta Rojo.
El procedimiento fue llamado “terraformación” y los especialistas aseguran que aunque se trata de un proceso hipotético, éste es muy plausible.
De acuerdo con Navarro, “comenzaría con la liberación en la atmósfera marciana de cantidades ingentes de ‘gases invernadero’, como dióxido de carbono, para aumentar su temperatura e inducir la fusión de los casquetes polares”.
“Las primeras cantidades de oxígeno se producirían con el empleo de bacterias y luego, para acelerar el proceso, serían sembrados sucesivamente líquenes, musgos, pastos y árboles. El paso final sería la introducción de animales y colonias humanas: “Parece un delirio, pero sucederá antes de lo que muchos piensan”, vaticinaba Rafael Navarro.
Posteriormente, Rafael Navarro participó junto con un grupo de científicos internacionales para elaborar un instrumento conocido como SAM (Análisis de Muestras en Marte por sus siglas en inglés), un laboratorio móvil que a bordo del Rover Curiosity es capaz de detectar la composición química del suelo, rocas y aire marciano.
SAM fue enviado a Marte en 2011 y un año después ya se encontraba en la superficie, mientras que Rafael Navarro y el equipo de expertos analizaban las muestras recolectadas.