Petatán, un pueblo del estado Michoacán en México, adonde miles de pelícanos borregones procedentes de Canadá migran buscando calor y el alimento que sus pobladores les brindan, quiere convertirse en atracción turística nacional y remontar el impacto de la pandemia de coronavirus.
Sus habitantes dicen que el fenómeno es idéntico al de la emblemática mariposa monarca y ocurre en la misma temporada -entre octubre y abril-, aunque destacan el papel que juegan al alimentar a estas aves.
Petatán, un pueblo con miles de pelícanos borregones
“Petatán es una isla de pescadores, los pescadores van a la laguna, recolectan el pescado, extraen el filete y el hueso de la mojarra es lo que sirve de alimento la temporada que están los pelícanos“.
Ana Lilia Manso, alcaldesa de Cojumatlán de Régules, municipio donde se ubica Petatán.
El arribo de los borregones es bienvenido por la comunidad que se beneficia con la visita de turistas de localidades aledañas. Estos llenan los restaurantes y rentan paseos en lancha por el extenso lago de Chapala para observar de cerca las parvadas de aves que adoptan esta región como su hogar durante seis meses.
“Queremos que el fenómeno del pelícano sea conocido a nivel estado, a nivel país y a nivel mundial, porque adonde usted vaya conocen en todas partes el fenómeno de la mariposa monarca, sin embargo el del pelícano está un poco olvidado” .
Ana Lilia Manso, alcaldesa de Cojumatlán de Régules, municipio donde se ubica Petatán.
Los pelícanos borregones, que pueden medir 1.75 metros de longitud y hasta tres metros de ancho con las alas extendidas, se caracterizan por el color amarillo de sus picos y su blanco plumaje.
Enrique Martínez, dedicado a filetear las mojarras que pescan en el lago, estima que diariamente juntan entre una y dos toneladas de espinazos que terminan siendo manjar de los pelícanos, aún cuando los meses del invierno boreal son los de menor volumen de pesca.
Subraya que la población de la isla “los cuida” y se preocupa de que tengan comida. “A nosotros no nos afecta en nada, nos gusta tenerlos aquí”. “Queremos que vengan a verlos, para que haya más publicidad del rancho”, acota Martínez, de 41 años.
El año pasado, el COVID-19 forzó a cerrar la isla de Petatán ante el alto número de contagios y decesos, mientras que este año un festival regional previsto para finales de febrero fue pospuesto ante el repunte de casos por la variante Ómicron.
La alcaldesa Manso confía, no obstante, en que una vez controlados los casos se podrá realizar el evento.