Además de negociadoras, las mujeres en el gobierno tienen a ser más empáticas y velar por la equidad y las causas de género, afirmaron académicas de la UNAM, a la vez que resaltaron que hasta el momento un número muy reducido de países tienen jefas de gobierno.
En su edición semanal del 3 de junio de su Gaceta UNAM, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacó en un análisis de las académicas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Karolina Gilas y María Cristina Rosas, que estas administraciones tienen a caracterizarse por su templanza, firmeza, pasión y visión.
Asimismo, destacaron que mandatos como el de Angela Merkel, en Alemania, y Michelle Bachelet, en Chile, se caracterizaron por tener una agenda verdaderamente comprometida con la igualdad y las causas de género, a diferencia de los de Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, y Dilma Rousseff, en Brasil, que sólo promovieron apoyos sociales.
Mujeres en el gobierno, pero sin libertad de decisión
En este marco, las especialistas refirieron que, aunque en su mapa Mujeres en la Política 2023 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apunta 28 de sus 193 países miembro con una mujer al frente de su gobierno, realmente no puede considerarse que sean “plenamente libres en el ejercicio del cargo”, pues enfrentan violencia verbal y simbólica, además de ridiculización y negación de su legitimidad.
Mientras que también subrayaron que lo anterior también se evidencia en que, mientras por naturaleza tienden a ser más empáticas respecto al bienestar de las personas y los temas sociales, tienen que someterse a las expectativas, estereotipos y reglas impuestas y seguidas por los hombres, castigándoles la femineidad.
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Con ello, subrayaron que, incluso sus gestiones se califican según el contexto en que se llevaron a cabo, recordando que la primera mujer jefa de Gobierno, Sirimavo Bandaranaike, en Sri Lanka, y tiempo después Ellen Johnson-Sirleaf, en Liberia, llegaron al poder sólo después del asesinato de su esposo, el primer ministro, y de una guerra civil, respectivamente.
Así como el hecho de que en varios países, como Ruanda, Suecia y México, la equidad de género parlamentaria se logró por la baja de población masculina a causa del genocidio, la falta de mano de obra en la industria debido a la economía en expansión, y por leyes que obligan a la inclusión femenina, respectivamente.
De igual forma, la publicación acota que se realizó e imprimió antes de conocerse los resultados de las Elecciones México 2024, menciona que la ONU Mujeres refiere que cuando hay mujeres involucradas en el proceso, hay 35% de probabilidades de alcanzar acuerdos de paz durante 15 años, aunque no se les suele incluir en estas pláticas.
En este punto cita los casos de Margaret Thatcher, quien con su visión de ama de casa buscó reformas que bajaran los precios al consumo, así como lidiar con la guerra en las Malvinas, y el de Golda Meir, quien tuvo que buscar el apoyo de Estados Unidos, entre otros gobiernos, lidiando con la guerra de Yom Kipur y el incidente en los Juegos Olímpicos de 1972.