Los médicos en farmacias se han convertido en la primera línea de defensa contra el COVID-19 en México.
México continúa su lucha contra el COVID-19 y como parte de la primera línea de defensa contra esta enfermedad destaca el trabajo de miles de médicos que trabajan en farmacias a lo largo y ancho de la República.
Los médicos en farmacias suman esfuerzos para tratar de detener la pandemia desde los barrios y pequeñas localidades que no tienen un acceso rápido a hospitales.
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El caso de la doctora Érika Reyes
La doctora Érika Reyes no da abasto. A su consultorio en una colonia de Tultitlán, Estado de México, llegan decenas de pacientes sospechosos de COVID-19 que prefieren acudir allí antes que dirigirse a un hospital, donde temen morir solos.
Como ella, miles de médicos atienden en pequeños consultorios en barrios y colonias, ubicados generalmente en farmacias, son la esperanza y salvación de muchos mexicanos, y una válvula de escape para el atiborrado sistema hospitalario.
En un local rentado de nueve metros cuadrados, la doctora Reyes atiende a unas 30 personas al día, la mayoría con coronavirus, a quienes trata siguiendo una guía del gobierno y recomendaciones de colegas.
Los médicos en farmacia “somos la entrada número uno” de pacientes de COVID-19 y actores clave “para que no se sature el sector salud”, dice Reyes, de 30 años.
En la acera de enfrente seis personas aguardan su turno, mientras una asistente ofrece gel antibacterial y toma la temperatura a quienes entran a su consultorio.
En México, el 43% de las consultas generales se realizan en sitios privados, según la Unión Nacional de Farmacias, Clínicas y Consultorios (Unifacc).
Esa red da 180 mil consultas diarias, casi la misma cantidad que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en tiempos normales, señala Óscar Zavala, presidente de la Unifacc.
La ocupación hospitalaria en Ciudad de México, epicentro de la emergencia, es del 79%. En el Estado de México, donde está Tultitlán, llega al 76%.
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Médicos trabajan a pesar de las dificultades
El COVID-19 dejó 205 mil contagios entre los trabajadores mexicanos de la salud. Durante la pandemia murieron 2 mil 687 del sector, de los cuales un 47% eran médicos, un 19%, personal de enfermería, y el resto de empleados de otras áreas, según el más reciente balance oficial.
Los médicos, cuyos locales suelen funcionar como anexos a cadenas de farmacias, tampoco escapan a esa realidad.
Solo Unifacc reporta la muerte de 32 médicos y 48 farmacéuticos entre sus agremiados, a lo que se añaden 186 decesos de familiares contagiados por los doctores.
La cifra podría ser mayor, pues en el país funcionan 18 mil consultorios adjuntos a droguerías.
Reyes y su colega Karla Montaño resultaron infectadas, pero tras recuperarse siguieron trabajando.
Montaño ha sido un gran apoyo para los vecinos de la colonia Jardín Balbuena, en Ciudad de México, a quienes ofrece consultas presenciales, por videollamada y a domicilio en su bicicleta de diseño retro.
“Al principio llegaban dos pacientes confirmados a la semana, sospechosos dos o tres, pero ahora llego a ver hasta 10 pacientes diarios confirmados”, cuenta la doctora de 35 años.
Algunos le confiesan que no acuden a hospitales públicos por temor a morir allí, solos.
“Llegan a un estado de gravedad que ya exige hospitalización, pero se esperan hasta el último minuto por miedo a no salir” vivos del hospital, relata Montaño.
¿Cuánto cuesta una consulta?
Una consulta cuesta de 35 a 100 pesos; es decir, entre 1 y 4 dólares, frente a 200 o 500 en clínicas o centros médicos más grandes; es decir, entre 10 a 25 dólares.
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Médicos esperan vacunarse contra el COVID-19
Al igual que sus colegas de instituciones públicas, la doctora Montaño carga con el estrés de una lucha sin cuartel contra el COVID-19.
“No duermes porque (…) paciente covid te pueden marcar (por teléfono) a cualquier hora de la noche. El agotamiento físico es muy fuerte”, refiere.
Reivindicando su labor, estos médicos esperan que el gobierno los incluya en la primera fase de vacunación contra el virus, centrada en el personal que enfrenta la emergencia en entidades públicas.
“La Secretaría de Salud no ha volteado a ver el riesgo que corremos”, alerta el presidente de Unifacc, aunque el gobierno asegura que está elaborando un censo para inmunizar a esos trabajadores.
Desde que comenzó la campaña, el 24 de diciembre, han sido aplicadas unas 718.000 dosis.
“No rechazo la consulta, pero necesito vacunarme para poder seguir trabajando sin arriesgar a mi familia”, afirma Montaño.