“Chamba” es una palabra que en México se refiere a “trabajo” o “empleo”, (en Monterrey le dicen “jale”), y su origen se remonta a la migración de braceros nacionales hacia Estados Unidos en la década de 1940; cuando sus contratos concluían, debían acudir a la oficina de Chamber of Commerce (Cámara de Comercio en español) para renovar sus plazas y decían: “Voy a la ‘chamba’” o “voy a ‘chambear’”.
Algunos expertos aseguran que el origen de la palabra “chamba” es mucho más antiguo, mientras que la Real Academia Española la acepta para referirse a empleo, trabajo, ocupación, no sólo en México, sino también como un regionalismo utilizado en Centroamérica y Ecuador. No confundir con “chamba”, que también significa “zanja o vallado que sirve para limitar los predios” en Colombia.
La “chamba” ante el COVID-19
La “chamba” informal creció en México 4.1% en mayo respecto a abril para alcanzar al 51.8% de la población económicamente activa, dijo este martes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en medio de la parálisis de la economía causada por la emergencia sanitaria del nuevo coronavirus (COVID-19). Una encuesta realizada en abril arrojó 12 millones de empleos formales e informales perdidos.
El Inegi reportó que “la Tasa de Participación Económica fue de 47.4% respecto a la población de 15 años y más”, además de que el aumento del trabajo informal supuso que el total de los “chambeadores” sin contrato ni prestaciones legales llegó a 22.6 millones de personas en la segunda mayor economía de América Latina, que tiene una población de unos 125 millones de habitantes y cuyo PIB podría caer este año en torno al 10%, según expertos y organismos internacionales.