México se convirtió en epicentro del homicidio: la ciudad más violenta de todo el mundo, y por segundo año consecutivo, es Celaya, Guanajuato, de acuerdo con el Ranking 2020 de las ciudades más violentas del planeta, realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP).
José Antonio Ortega, presidente del CCSPJP, dijo en un mensaje a medios de comunicación:
“Una ciudad mexicana es la más violenta del mundo: en 2020, fue Celaya (en Guanajuato), con una tasa de 109.38 homicidios por cada 100 mil habitantes. En siete de las 13 ediciones anuales de este ranking, la ciudad más violenta del mundo ha sido mexicana”.
Del top 10 de las urbes más violentas del planeta, las mexicanas acaparan los primeros seis lugares:
- Celaya, Guanajuato
- Tijuana, Baja California
- Ciudad Juárez, Chihuahua
- Ciudad Obregón, Sonora
- Irapuato, Guanajuato
- Ensenada, Baja California
- St. Louis, Estados Unidos
- Uruapan, Michoacán
- Feira de Santana, Brasil
- Cape Town, Sudáfrica
México es el país con más ciudades violentas dentro del ranking (18), seguido de Brasil (11) y Venezuela (6). Además de cinco en Estados Unidos, cuatro en Sudáfrica, dos en Colombia, dos en Honduras, una en Puerto Rico y una en Jamaica. América Latina es una región letal para sus ciudadanos.
Además de Celaya, en Guanajuato, también aparecen Zacatecas capital; Acapulco, en Guerrero; Culiacán, en Sinaloa; Cuernavaca, en Morelos, y Morelia, en Michoacán. Guadalajara, en Jalisco, y Reynosa, en Tamaulipas, salieron de la lista, pero ingresó la ciudad de Colima capital.
“Esta crisis de violencia, de impunidad, de inseguridad, con la pandemia, pone en grave riesgo la convivencia pacífica en todo México”.
El estudio señaló que el Gobierno federal no actúa de manera contundente contra grupos criminales, principales responsables de la ciudad violenta: “por otro lado, aplicar vastos programas de subsidios, con la esperanza de que los delincuentes dejen de delinquir”, es una estrategia que no ha rendido frutos, aseguró.
“Los grupos criminales son más violentos que nunca, por más que no se les moleste. Los hampones comunes siguen delinquiendo sin freno, por más subsidios que les den y que, en realidad, no están orientados a prevenir el delito, sino a formar clientelas electorales cautivas”.
