“Cara de Diablo”: el peligroso cohete que sigue a la venta en México
Diciembre, la época festiva por excelencia, trae consigo un peligro latente: el regreso del cohete “Cara de Diablo”, cuya venta persiste a pesar de estar prohibido por varias autoridades.
En plena temporada de celebraciones decembrinas, el uso de pirotecnia cobra protagonismo, especialmente entre niños y adolescentes que disfrutan de cohetes que iluminan el cielo o generan estruendos. Sin embargo, entre esta variedad destaca uno especialmente peligroso: el cohete “Cara de Diablo”, un artefacto cuya potencia lo convierte en una amenaza mortal.
¿Qué es el “Cara de Diablo” y por qué es peligroso?
Este cohete, fácilmente identificable por su diseño negro triangular con la cara de un demonio con ojos rojos, ha sido catalogado como uno de los más peligrosos en el mercado. Con un tamaño promedio de 15 centímetros, utiliza una mezcla explosiva que combina pólvora y óxido de aluminio. Sin embargo, algunos expertos aseguran que podría contener dinamita, lo que explicaría su devastadora potencia.
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El “Cara de Diablo” es, según usuarios y vendedores, cuatro veces más poderoso que cualquier otro cohete permitido en México. Esto aumenta significativamente el riesgo de lesiones graves, como quemaduras, mutilaciones, daños auditivos irreversibles e, incluso, la muerte.
Prohibición de “Cara de Diablo” no acaba con su venta
Aunque las autoridades de la Ciudad de México (CDMX), San Luis Potosí y Sinaloa han reiterado la prohibición y peligro de éste e, incluso, lanzado campañas de concientización mostrando los efectos devastadores de este artefacto, su venta clandestina sigue activa. Lo preocupante es que no sólo se encuentra en mercados locales, sino también en redes sociales como Marketplace o grupos de Facebook, donde se oferta en diversos tamaños.
Las consecuencias de la explosión del “Cara de Diablo” son severas: destrucción de extremidades, lesiones en ojos y piel, daños materiales significativos y, lamentablemente, pérdida de vidas, tal como sucedió en Reynosa, donde un hombre perdió la vida cuando éste explotó en su cara. Por esta razón, quienes lo adquieren suelen encenderlo en espacios desolados para evitar accidentes mayores.