Ayotzinapa, 10 años sin justicia: ¿Qué pasó la noche del 26 de septiembre de 2014?

| 00:36 | Juan Rivas | UnoTV | Guerrero

Sólo los árboles y la tierra saben el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, familiares de los estudiantes esperan respuestas y justicia.

“Nosotros pensábamos que iban a ser horas, que iban a ser semanas. Se volvieron meses, se volvieron años”.

Clemente Rodríguez Moreno, padre de Christian Rodríguez Telumbre, normalista desaparecido de Ayotzinapa.

A 10 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa

La noche del 26 de septiembre de 2014, los alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, se trasladaron del municipio Tixtla a Iguala.

Iban a retener autobuses, para trasladarse a la marcha de Tlatelolco, el 2 de octubre, en la Ciudad de México (CDMX).

Sin embargo, en la complicidad de la oscuridad y la lluvia, fueron agredidos y retenidos por policías.

Empezaron a disparar de manera directa, hacia donde nos encontrábamos reunidos y nos dispersamos”.

David Maldonado, normalista sobreviviente de Ayotzinapa.

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A un grupo lo trasladaron en patrullas municipales de Iguala.

También fue atacado a balazos el autobús del equipo de fútbol Avispones de Chilpancingo.

“Ni siquiera pude imaginarme que a mi hijo le fuera a tocar esa tragedia”.

Roberta Evangelista Hernández, madre de futbolista asesinado.

Las balas alcanzaron a su hijo, David Josué García Evangelista, el “Zurdito”, quien sólo tenía 14 años.

Esa noche, se sumaron al operativo patrullas estatales, federales y unidades del Ejército Mexicano.

Estudiantes fallecidos y lesionados de Ayotzinapa

Un día después inició el recuento de daños, donde hubo seis personas muertas, entre ellos 3 normalistas, el jugador del equipo Avispones de Chilpancingo y el operador del autobús que los trasladaba.

También murió una pasajera que viajaba en un taxi, y quedó en el fuego cruzado.

Hubo además 40 lesionados por arma de fuego y 43 estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos.

“Pues se pensó que era, insisto, una desaparición ordinaria y que probablemente irían apareciendo los jóvenes, pero esto no sucedió…”.

Vidulfo Rosales, abogado, padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Fue una noche de saldo rojo y muchas interrogantes: ¿Por qué a Julio César Mondragón, uno de los estudiantes asesinados, le desollaron el rostro?

El 4 de octubre autoridades estatales hallaron una fosa clandestina a las afueras de Iguala, en un principio se pensó que eran los normalistas, después esto quedó descartado.

Entonces reactivaron la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

“Exijo a las autoridades que, así como agarraron a mi hijo vivo, pues lo queremos vivo…”.

Bernabé Abraham Gaspar, papá de Adán Abraham de la Cruz, normalista desaparecido.

La mira apuntó hacia el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y a su esposa María de los Ángeles Pineda.

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La Procuraduría General de Justicia de Guerrero, a cargo de Iñaki Blanco, inició la captura de policías municipales de Iguala.

Esa tarde, José Luis Abarca solicitó licencia como alcalde, y escapó junto con su esposa.

La autoridad los acusaba de tener nexos con el grupo criminal Guerreros Unidos y de presuntamente haber ordenado la desaparición de los estudiantes.

Ante la presión social, el 4 de octubre de 2014 la Procuraduría General de la República atrajo el caso Ayotzinapa, tres semanas después el gobernador de Guerrero dejó el cargo.

Captura de José Abarca y su esposa

La noche del 4 de noviembre de 2014, cayeron José Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda.

“El expresidente municipal de Iguala, quien tenía designado en la comunicación interna de la Policía municipal el código A5, fue quien dio la orden a los policías municipales, de contener a las personas que viajaban en esos cuatro camiones“.

Jesús Murillo Karam, procurador General de la República.

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Agregó que, junto con policías de Cocula, entregaron a los 43 estudiantes al grupo criminal Guerreros Unidos.

Lo que había derivado en el asesinado e incineración de los 43 estudiantes en un basurero municipal de Cocula, después habrían arrojado los restos óseos al río San Juan.

“Esta es la verdad histórica de los hechos, basada en las pruebas aportadas por la ciencia, como se muestra en el expediente”.

Jesús Murillo Karam, procurador General de la República.