Santiago, de solo dos años, heredará un tesoro: la siembra orgánica del maíz. Su padre Servio García, rescata especies de esta planta en peligro de extinción.
“Lo que hacemos es conseguir lombricomposta con algún familiar o vendedora local y se lo ponemos, le echamos uno o dos puñitos por cada planta y así nos evitamos ponerle químicos”
Este es el tercer año que sembramos el maíz ajo, el eslabón perdido del maíz.
“También sembramos Sangre de Cristo que está en peligro de extinción, que nada más hay en La Malinche, sembramos maíz Wixarika de Jalisco, maíces de Chihuahua que son rarámuris”.
Servio Pascual García Castellanos, agricultor y microempresario
El proyecto tomó forma en una pequeña parcela de Tetlatlahuca, Tlaxcala.
“Se hace un pequeño orificio con la pala, luego se pone la semilla…”
México concentra más de 80 variedades, al menos 64 están amenazadas y seis están en peligro de extinción, entre ellas el maíz ajo, quetzalcóatl, rompe ollas, teocintle, grana y cacahuazintle.
“La gran mayoría de los maíces que se consumen en México ahora son híbridos o transgénicos, que está demostrado que pueden detonar algunos cánceres“.
Servio Pascual García Castellanos, agricultor y microempresario
En menos de una hectárea, Servio siembra maíces obtenidos de comunidades de origen náhuatl y otomí.
“Si es una mazorca, la de maíz ajo la vendemos en 300 pesos por su gran rareza y su importancia cultural (…) nos empezaron a pedir en Tijuana, en Estados Unidos, en Monterrey, en Colima, en Nayarit, en Sonora, en la Ciudad de México y obviamente en Tlaxcala las regalamos porque se nos hace mala onda pues de ahí viene la semillas”.
Servio Pascual García Castellanos, agricultor y microempresario
El mercado para su cosecha también es el ornamental, maíces que pueden durar años decorando la casa, oficina o cualquier lugar.